ban el atractivo rostro de Gustavo Ferrer. Un joven de 23 años, hijo del empresario más millonario d
aba, sintiéndose aún con sueño. Una vez estando en el baño, se miró al espejo y reconoció en su mi
es y fuertes conflictos con él. Cosa que Gustavo no sabe es que, tras las presiones de su padre hay un gran secreto, el cuál le cambiará la vida, para siempre... Gustavo había terminado de asearse y ya estaba vestido para irse a la universidad. Rogaba en todo en su interior, no encontrar a su padre cuando bajara a la sa
dice Gustavo,
-Cecilia l
o -Él estrecha su mano, prese
a -Ella estrecha su mano y l
stavo estaba encantado, an
-Le respondió
lo menos, había alguien amable, en esa casa. Para ella, Gust
te te enseñe todo lo que debes saber -Le
-Cecilia asiente
-Le preguntó Gustavo,
ontestó Cecilia, un
avo seguía algo
iba a trabajar en su casa?, era la pregun
tes de que te vayas a la universi
luego hablamos -Le dic
jo, por favor
favor, atiendela tú, al fin y al cabo, esta es tu casa, ere
le a Maite que se encargue de ella -Le re
se me hace tarde y tengo muchas cosas que hace
eglarme, también tengo cosas que hacer -Dice
a Cecilia, estaba molesto por lo que su hermana y s
smo y una hermosa sonrisa, Cecilia se pr
mi hermana, soy el dueño de la casa, es dec
ión conocida, bastante peculiar. Su ceño se frunció leve y miró la mano de la chica, luego la miró a los ojos y, en su mi
señor? -Le preg
. Vayamos con Maite, para que te explique m
tratada? -Pregunta ella, un poco ingenua. Al parecer
casa; limpiar, barrer, acomodar, esas cosas -Le dice Esteban, con un tono divertido de ironía-. Y pues, supongo que p
muchas gracias por la oportunidad -Le
shock recorrer su cuerpo. ¿Que era eso que sentía?. Cecilia, sincer
ina, allá está Maite, ella te enseñará todo lo que necesit
n -Cecili
pero toda su concentración la tenía en Cecilia, desde que l
vida y, también pensaba que no debía pensar mucho en ella
-Se pregunta, mientras espera que el s
e la mente de Gustavo, algo habia en ella, q
.
ida, pensando en muchas cosas. Pero en lo que más pensaba, era en su madre. La dejó
, hermosa, cariñosa y muy humilde. Por desgracia, tuvo que dejar sus estudios a un la
su madre, se tenían la una a la otra, a nadie más y ahora más que
do por los mismos ángeles. Con su cabello negro sedoso y, esos ojos negros profundos que hechizaban. Sus labios rosados y carnosos, que a cualquiera provocaban. Sí, Cecilia Ca
eso, ya sabes cómo terminan éstas cosas, mejor concéntrate en el trabajo y deja de pensar en el hijo de