img Maximiliano Fisterra  /  Capítulo 2 Una sorpresiva fecha de boda | 3.70%
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Historia

Capítulo 2 Una sorpresiva fecha de boda

Palabras:2674    |    Actualizado en: 05/06/2023

* * * * * * *

* *Merlí * * *

a bastante desconfianza (sobre todo, por la cantidad de hombres que se subieron en él). Yo no hubiese deseado tomarlo, pero el tipo

ón, en ese instante, fue obedecerlo, ya que no concebía la ide

ri dön. Üç gün içinde s

alguna palabra que pronunciaba por su celular, p

taban a mi alrededor me callarían al instante, aparte, el cami

ncia y después,

preguntar, pero nadie me res

... —ord

—insisto, pero él

que el vehículo se estaciona frente a lo parece ser una

belleza de esta. Nunca antes había visto una igual, ni s

a inconsciente al sonreír y apegarm

lve a detener y todos empieza

a espalda y entrar en la casa principal—. Apúra

más opción, así que lo sigo detrás. Entramos a la casa y llegamos hasta una habi

ntat

chas ór

sto al tomar asiento detrá

a —le respondo muy seria; y é

unos papeles de uno de sus caj

é es

go de

nguna deuda —ac

gar? —cuestiona muy autosuficie

egociar el trat

no ren

iota —insulto; y el hom

lo dis

? ¿Lo

—recompone su

enzar a leer lo que había puesto delante de

agar tu

no tengo ninguna

ién

comenzar a caminar hasta la puerta para abrirla; sin embargo, cuando

; no podr

puerta d

dome en el acto—. Ven aquí y siéntate —articula frívolo

o que

sha

pero nadie

ro trato de socios, pero no te preocupes —

oy ente

de Ras

nadie... —acla

mía ah

to ¡Ya déjeme v

sa —pronuncia

a no es

rra levantart

tá amen

io; solo es por 12 meses. D

sin en

dedo medio—. Te casas conmigo y eres mi esposa por 12 meses. Luego, desapareces de mi vista. Te daré una buena recompensa por ello al finalizar el contra

musito e

escuch

nso acepta

bien Tendrías todo lo que una mujer quiere. Te daré dinero, tarjet

osas! ¡No quiero casarme! ¡Nunca me

ón uno... —menc

é di

quedará saldada solo

me casar

está en

el casarme es mi decisi

obre todo, delante de mi padre y toda mi familia —enfatiza muy serio—. De

s dem

y date cuenta de a quién te es

me pien

ha

er abrirla a la fuerza; sin embargo, como ya me había imaginado, nada funcionó—. Por favor, abre la puerta —suplico de pronto, cuando la desesperación s

sa y s

n mi cabeza—. ¡Abre la puerta! ¡Ayuda! —me desespero y comie

hará! ¡Ven! ¡Reg

tienen secuestrada! ¡No quiero!

a de

favor,

¡¿Eso quieres?! —amenaza de pronto; y, en

comienzo a llorar mucho más fuerte, maldicié

avor,

e mí, al tiempo en que siento una de sus

s —pido temerosa

ré —señala de pronto—. Solo es fingir —pr

tú interés en casart

es asu

iero c

y otra

a sus ojos, pero él desvía su mirada de mí, se alej

evará a tu habitación.

gar la deuda de mi padre —digo al limpiarme

cenar y lue

todo, incluso

siga

ra; se lo prometo. Solo déje

a puerta se abre y entra una mujer de unos 50 años—. Lléva

e a la mujer y, luego de ello, me t

negociar con uste

me dice frío al mirarme

fav

o, decido obedecer, ya que, por ahora,

a habitación, me dan de cenar y, al

en silencio, mientras es

o neg

uela», me recuerdo; y una l

irme y, sin más, me levanto de la cama y me dir

uenta de que la casa es muy

a libre—. Sí puedo; lo lograré. Pude entrar a un área restringida del hospital, puedo esca

nto puedo, pero sin hacer el menor ruido

la oscuridad de mi lado,

ldas, no parecen tan intelige

no veo a nadie en la entrada, así que sin pensarlo más, me levanto y

animo al correr como una loca

nte, aquella sonrisa se me borra cuando, de manera sor

* * * * * * *

* * Bayá * * *

ando la veo, por las cám

al levantarme de mi asiento y salir de la casa par

hombres que trabajan para mí. De pronto, la veo y, segundos, después, empieza

rustración; sin embargo, por extraño que parezca, no deja de correr, vi

sus puños—. ¡Malo! ¡Eres malo! —se empieza a descontro

no me hace caso—. Tranquilízate

salir!

acer perder

l! ¡Déjame salir! ¡

casarás conmigo —le

prisión! ¡No me casaré contigo

pearme—. El amor no existe —le digo al mirarla fijamente—, así que dej

y a re

na or

re, hago lo que me plazca y lo que quiero. ¡Y lo que

estoy para aguan

a niña! ¡Tengo

si tuvier

e amenazarme, per

e mis hombres—. Asegúrense de llevarla hast

¡Y no necesito ni una niñera! ¡

lo dije! —exclamo al soltarla para

suéltenme!

cerrada tienes muchas agal

nta, me ne

eguir cualq

enta sarcástica;

vez —ordeno; y el

erca el jefe

mañana. Ahora no estoy de humor

* * * * * * *

* *Merlí * * *

tú, niñera que no sé su nombre! La otra señora fue más amable —reclamo

a hora haciendo

mi familia—. Abuela.... —susurro y me pongo a llorar—. Te prometo que pronto iré a verte. Así tenga que hacer lo

* * * * * * *

A SIG

* * * * * * *

que alguien se aparezca, pero eso n

días —saluda, pero no le hago caso—. El señor me dijo

uiere que haga lo que dice, enton

vor, se

es su cómplice; n

cho de pronto,

ras que yo me mantengo en silencio para

mbiarás de ropa po

je que traes puesto. ¿La diferencia? Los mil

sado—. Haz lo que te digo; ne

as ha

tendrás que salir de esta

me casar

ndicaciones te los diré ahora o

. Y te dije que no

nces. Tienes muchas ojeras —señala y después, sin decir m

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