img Maximiliano Fisterra  /  Capítulo 5 Camino inesperado | 9.26%
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Historia

Capítulo 5 Camino inesperado

Palabras:2593    |    Actualizado en: 05/06/2023

* * Bayá * * *

harás

o; y mi socio y amigo se ríe—. Ya te lo dije una vez, Ramsés, y te lo diré ahora, pero no qui

contigo... —continúa riéndose—. Cómo m

s importantes que

cidido quedarme a acompañar a mi MEJOR amigo en

JUEGO —ord

ate, hombre. Es

a la divers

con sarcasmo—. Creo que, si no me

repito con ma

lo amenazante—. Ay, dios... No sabes cómo compadezco a la pobre mujercita que esco

SÉS. Mejor hable

ue ya t

y yo no me casé para recibir reclamos o gritos de nadie. Y MUCHO MENO

aún sigas resentid

NTIDO —preciso con molestia,

mucho menos de un

mbiemos d

S SUP

lla

era una bu

o me i

s mujeres so

alabra má

mejor ami

rto muy firme al girarme a

, no tengo

—advierto;

"Bayá", yo sé que, muy dentr

Maxim

s mujeres porque tu ex novia te dejó plantado en el

am

SUPÉRALO. Dana

go nada p

... —exhala con pesadez— no conozco a tu esposa, pero..

ara advertirme

comportes como u

es? —pregunt

a cualquie

es remordimiento alguno cu

siempre soy claro con ellas.

r me voy. Esta

—. Bueno, a mí tampoco. Solo te a

una des

que tú la escogiste y, aunque sea una aparecida de la nada,

di mis

o, aun así, no creo

unto mío. Y a

tral al mirarlo—. Dos muje

s. Acabas de cas

a condición

es es

ntrato. Nad

o que er

lo que dice

osa se respeta…, así sea de me

os para mí..., mucho m

la familia —acusa—. Se

obsoletas, Ram

ras, pero ya no

eresado y luego, me levanto de

epta uno de mis h

le digo al caminar ha

—precisa; y yo me dete

to; y él me mira co

—titubea

odo tu tiempo —articu

nformar que la señora h

humor—. ¡¿POR QUÉ LA DEJARON SALIR?! ¡¿A DÓND

..., s

TITU

perdón,

cho la voz de mi amigo—. Suel

diotas! —insulto al soltar

que la señora dijo que usted le

he dado nin

o fue lo q

! QUIERO SABER DÓNDE ESTÁ

de mis hombres. Le pidió

onces está

, s

MO Q

hí, la señora pidió que

la dejaron entrar sola? —p

la casa de

auto—. ¿DÓNDE ESTÁ LA SEÑORA? Porque ya no creo que

, no.. no... no s

niego al gol

mate —me p

que me calme cuando sé que

La encontraremos —me dice, pero yo no hago más que quitar sus manso de mi saco y entrar

iles hombres de segurida

esposa —precis

vas? Te

idad—. Que vayan a la clínica Gibraltar. Ella debe e

.. —mencio

firmo y, sin más, e

* * * * * * *

* * Merlí * *

l continuar acariciand

urra al contin

ar lo que diría—, pero debo air trabajar —le miento, ya que, si le decía la ver

amor —musita

e termine tu tratamiento, abuela... —informo

as a esa persona de buen corazón q

e lo haré

ríe contenta y tranquila; y

ara curar su enfermedad cardíaca. Me sentí mucho, pero mucho más aliviada y feliz de verla muy bien... y eso era lo único que necesitaba para darme cuenta de que, tal vez, el trato con ese tipo no había sido tan malo, ya que mate dos

. aquel hombre no había osado a tocarme y eso me tranquili

ea tan mala pe

o al que le gusta am

rros que muerden y no ladran», preci

r, ¿tod

ricio su frente— solo

n p

rudos que son los más mansos de todos —d

Tienes unas

rarla—. De verdad, me encant

, pero no puedes d

uelita, pero te prometo que

la virge

n beso en su frente—. Te amo

é todo el dinero que había ahorrado (el cual no era mucho) para llevar a mi abuela a un hospital, pensé en ven

s" —musito al pensar en si tomaba un taxi

día —s

egunta, ¿usted co

rgar

o de recordar el nombre que me dio el hombre de seguridad que hizo de mi chofer y el cua

uiera decir

HAM! —exclamo; y

argaritas". Lo que pasa es que hay otro lugar llamado i

racias —le digo

a en el taxi, me bajo de aquel

aún no has llegado a la casa —preciso desanimada, ya que el hombre no pudo dar

adie me daba razón alguna y yo no

reconocer la enorme avenida (la cual se veía muy desolada)—. Bonito, pero da un

o hasta que, de pronto, a lo lejos, d

co más mi paso para llegar más rápido cuando, de repen

gos o qué?! —les reclamo— ¡¿Pudieron haberme llevado?! ¡Caray! ¡Me habrían matado! —exclamo mol

* * * * * * *

* * Bayá * * *

vo visitas —exijo a

jo que se

ida Escalante v

ste

—le entrego mi docume

or Costantini, la señora recibió la visita de su

y media, ¿e

o. Le hizo muy bien a la señora De Fernand —enfatiza,

—me pide Ramsés, al e

horas y no hay rastro de ella! —increpo—. ¡SE ESCAPÓ!

TRANQUI

SA MUJER QUE SE

ay

Ramsés! ¡No

ay

ncio h

Se

pasa?! —pregu

el jefe de mi seguridad

? —pregunto y él pone

o la imagen de la mujer a la que acababa de hacer mi e

ES ESTO! —grito a

nta Ramsés al recoger el móvil

N FUE?!

a señorita Danaí, seño

contesto de inmediato, al ver un número desconocido)—. Quien sea, le pone un dedo a mi esposa

saludas al a

mujer y m

n te extra

NDE

arga sensual

—pregunto má

ción de exigir. Tu harapienta está bien —articula

o tengáis tú y ese cabrón, pero a mí no me metan

er a Danaí al a vez que

ATREVISTE A TO

mujer —me responde con toda seguridad—. Tú y tú, enci

CIMA Y TE JURO QUE ME SUPLICARÁS TERMINA

rías eso.

E LO HARÉ

horas, en nuestro lugar especial. No

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