as de intrigas, mientras ella, desprotegida,
de Arabella. Movido por un sentido de honor y justicia, decidió actuar. No podía permanecer indiferente ante la injusticia que se a
e observado con detenimiento las acusaciones que se ciernen sobre el
que tiene que decir, Sir Trista
s una mujer de virtud y honor, y es mi deber como marqués y servidor de esta corte exp
algo molesto, observó a S
ces. ¿Qué es lo q
No he encontrado evidencia alguna que respalde las acusaciones en su contra. Más bien
que las acusacion
rspectivas antes de emitir juicios precipitados. La verda
mió en un silencio momentáneo. El rey Alaric, visiblemente
na alternativa, reorganizar su plan y conseguir que el rey no cayera en los razonamientos de s
debo asegurarme de que no estás dejándote l
ento. Lo que he expresado aquí es mi sincera convicció
…
entos, se encontró con Sir Tristan. El marqués, con su porte distinguido, se acercó con determinación. La mirada de l
reverencia respetuosa—. He observado la situación, y no puedo quedar
za inesperada con Sir Tristan parecía ser la tabla de salvación en m
el rey de Ravenshaw, quien alguna vez le dijo que, para sobrevivir en el complicado tablero político de las cortes reales, debía aprender a moverse
eales, Arabella y Sir Tristan se encontraron para discutir
, podemos cambiar el rumbo de esta historia —explicó Sir Tristan con firmeza, compart
an como si fueran perlas de sabiduría. Juntos, comenzaron a trazar estrategias para contrarrestar las conspiracio
simpatía hacia usted, mi señora. Lord Edmund, en part
lioso. ¿Hay otros? —respondió Arabella mientras sonreía con tranquilid
egó levemente
Cedric han expresado dudas sobre su posición, mi se
quellos que todavía no han tomado un bando. Pero
, haré todo lo que
papel en esta trama va más allá de lo que se ve a simple vista
é, mi s
lla a
a, pero con aliados leales y la verdad de nuestro l
…
la puerta. La intrusión se reveló como la figura imponente del rey Alaric, su presencia llena
c entró a la
abe
antó con elegan
ñor, e
te si
bien, m
los, cargado de una tensión no
ce tener una gran
ser un leal ser
minó lentamente
se debe únicamente a
de Sir Tristan, pero valoro su
bella, su mirada penetrante b
la intervención de Sir Tristan. ¿No crees que esto solo ha
an, mi señor. Pero estoy compro
ión aparentemente imperturbable, rev
ón de Sir Tristan. Sé que no es común que un
tegridad y justicia, mi s
iciendo? —se acercó más a ella—. Si de
e ellos, una corriente de emociones que
eseo que se haga justicia y que poda
lencio y acarició s
revela el tie