img La esposa despreciada del rey malvado  /  Capítulo 2 2 | 25.00%
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Historia

Capítulo 2 2

Palabras:1212    |    Actualizado en: 19/12/2023

ón del rey Alaric mientras él dormía, llevándose consigo el peso de una decisión que temía enfrentar. La noche compartida con el rey Alaric, en medio de su locura, había tejido

a elección que la consumía. Las criadas, atentas a cada cambio en la reina, notaban algo inexplicado en su semblante. Arabell

alearse. El susurro de las doncellas se intensificó, y en un instante de debilidad, la reina se desmayó. La noticia se propag

ntes, mi reina? —preguntó el méd

respondió co

ba su examen, las criadas intercambiab

o es eso posible? —susurró una

ó de lado y se

vida creciendo en el

que siguió fue interrumpido por un susurro colectivo que llenó la estancia, un susurro qu

as alcanzaron los oídos del rey Alaric, un torrente de confusión y furia se desató en su interior. El rey, en medio de su loc

e sus sirvientes personales—. Esto complica mucho todo… ¿no l

ric frunci

ómo puede ser

dejó en una situación de desconcierto, y la men

se acercó al rey c

ue no recuerde los even

lió al hombre, sinti

a acusarme de tal traición?

ric, envuelto en la bruma de su propia confusión y enojo,

no estamos

mó iracundo—. Debo enfrentar esta situación, y

, cargadas de indignación hacia la mujer q

an a la reina Arabella en sus propias habitaciones. Las llaves cruj

órdenes del r

unstancias, sin entender del todo cómo había llegado a este punto. Su silencio, ahora m

l rey Alaric. Su mirada, una mezcla de enojo y desconcierto, se pos

lla. ¿Cómo te atreves a t

aminó con paso

ue yo no. Y ahora, la noticia de tu

por favor

egado a esto. No te hagas la inocente. Quiero

edio de la desconfianza, el rey y la reina se enfrentaban, cada uno aferrándose a su propia vers

. Los rumores son falsos, no he

s palabras como verdad. ¿Cómo pu

volvía loco. ¿No lo recuerda? —preguntó Arab

diciendo esto para proteg

arme por un engaño que ni tú n

ueta de las torres se recortaba contra el cielo encendido, pero el brillo de antaño parecía desvanecerse con cada atardece

za de que Arabella le había sido infiel, aunque ella afirmaba lo contrario, carcomía su alma. La desconfianza había sembrad

movía sigilosamente por los pasillos del castillo. La intención de abortar el hijo de Arabella pesaba como un

anto, dentro de las habitaciones de Arabella, la reina estaba sumida en un sueño tranquilo, ajena al peligro que se a

itó al percatar

¿Quién e

xtendió como una llama voraz, consumiendo la tranquilidad que quedaba en Darkhaven. Los guardias, alertados por la emergencia,

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