img Esposa del CEO  /  Capítulo 9 Huida | 20.45%
Instalar App
Historia

Capítulo 9 Huida

Palabras:1866    |    Actualizado en: 01/04/2021

de la puerta sonaba preocupada, a Anastasia ni siquiera le importó. — Ya ha pasado

da, contemplando de nuevo las desconocidas paredes color meló

Russo se ha encargado

— Anastasia a

lta la mucama, Emily, a quien

Quiero saber cuánto te pagó

terminó aceptando trabajar como mucama de alguien casi contemporánea a ella. — No hizo tal cosa, señorita. — Su

era obvio que

engo h

va a enf

ambre! — Azotó la puer

piedad cualquiera, tampoco era como si quisiese verlo, seguía en estado de shock luego de ser ve

e se quedaría ahí de br

avía n

morirá de hambre si es nec

con notoria indiferencia. — La necesito con vida, asegúrate que no muera de hambre. — Tras levantarse de la si

a traerla aquí en contra de su voluntad sin tomar en cuenta sus sentimientos o

Se echó de mala gana en el sillón. — Si no nec

o ahora ella lo ve como el enemigo, si tiene un detalle para

lo iba

casa donde solía vivir. Estaba bien decorada, era la única habitación que no estaba vacía o llena de

armario de la habitación estaba lle

a unos viejos y gastados tenis dentro de

quedaba era Félix, a pesar de todas las cosas que habían pasado ent

decirle dónde estaba él iría a

temía que Erick se h

tasia aprovechaba esos momentos para salir de su alcoba e ir a comer algo, siempre encontraba

, había alguien en la cocina, al asomar la cabeza vio una mesa perfectamente d

tearse. — Ya se me hacía extraño que no comieras, vienes por las noches ¿No es así? — Anastasia no le res

iniste a verme, ni siquiera una sola

necesitaría

en mis sentimiento

ar detrás de ti? — Su preg

s, me tiras dentro de tu casa para que viva en ella y ni siquier

e he dad

ia la comida y frunció el ceño. — No quiero tener nada que ver contigo, no

earla. Pasó una milésima de segundo cuando lo vio destruir su propia mesa de un golpe, echándola abajo con todo y lo que había pre

pectáculo, dejando a Anastasia

todo volviera

jo y viceversa, siempre escoltada por uno de los perros guardianes de Erick. Las miradas de burla y lástima no habían hecho nada

o? — Encima del escritorio de Erick había un par de cajas, Anastasia supo de

era mucho más dura que antes.

¿Qu

tan poca credibilidad. — Se recargó sobre el espaldar de su silla. — Es

dinero pueda liberarme de tus garras ¿Cierto? No eres estúpido, conocías el motivo por el que soporté tus malos tratos y tus gritos y ahora también lo usas para doblegarme ¿No te

y Erick se rió. — Que niña tan idiota, ni siquiera

e que pudo haberle pasado, en ese preciso momento Anastasia juró que se las haría pagar a Erick, mient

el armario de su habitación en cuanto regresó a

és con una botella y música clásica, abriendo la ventana de su habitación para

ela colgante que le golpeó el rostro con la brisa, lo tomó de inmediato, era de color salmón y tenía un n

vio a Anastasia colgando de las sábanas y demás ropas que u

de vuelta, aferrándose a las sábanas

iera llega hasta el piso! — Ella miró hacia abajo, al ver la manera en que palide

rtes como para resistir todo su peso, miró con horror la manera en que comenzaba a r

cá, te a

ick sobre su tobillo, el movimiento imprudente hizo que la cuerda se ro

es miedo de morir

escapar. — ¡Prefiero morir a quedarme aquí! — Gritó hasta que sus pulmones se cansaron, dando paso a

rlo. No necesitas ll

a escucharme si no

toma mi mano, estarás bien. — Extendió su mano hacia ella,

a sujetaba term

¡A

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY