img Esposa del CEO  /  Capítulo 10 Gael Bellini | 22.73%
Instalar App
Historia

Capítulo 10 Gael Bellini

Palabras:2514    |    Actualizado en: 01/04/2021

¡Erick, No me sueltes! — El grito ahogado salió de su garganta, viendo a su ex jefe al borde de la venta

er sido por su agilidad al atraparla ni siquiera hubiera tenido oportunidad de escuchar su r

norar su orgullo her

para sujetarte con ambas manos y voy a tirar de ti

Uno: que funcionara cor

de él hacia abajo y term

era consciente de que su vida también peligraba. — ¡Tres! — Tan rápido como se soltó de la pared perdió equilibr

ara que su otra mano se sujetara del marco y le ayudara con el impulso p

canzó afincarse sobre el marco de la ventana y el impulso de un último tirón la llevó de regreso al suelo dentro de

de Erick mostraba cuán enojado estaba, lo comprendía, había hecho algo irracional.

e cargo, preocuparse discretamente por mí, llevarme a casa, consolarme aquella noche sobre la acera frente al supermercado ¿Todo eso fue una farsa? Yo de verdad creía que estábamos comenzando a llevarnos bien y d-de repente

ía siendo diferente, solo era otro lobo en piel de oveja. Le vio ponerse de pie, su silencio solamente confirmaba lo que ya ella sabía

a Wilde,

rmario con prendas de vestir que jamás usaré, yo soy una persona que mantiene su palabra y le dije claramente que no q

enía ganas de esc

acó de su sueño, todavía estaba un pedazo de la cuerda atada a la cama que

rse por la ventana se percató de que la habitación de Erick estaba jus

rlo de nuevo con cosas que sí usaría y que ya habían traído desde su casa, tení

poner la única cocina y comedor e

a que ya sabía sobre el alboroto que hizo la noche anterior, pero a la vez se veía sorprendida al

ser tratada como a una mujer anciana por alguien que básicamente tenía su

onrió mientras le servía el desayuno. — El señor Erick ha

ayuna aqu

tasia casi se atragantó con la tostada al verlo bajar por las es

escortés luego de haber recibido su ayuda. —...

ba, solo estaba el sonido de los platos y la pesadez del ambiente. — Es porque serás mi

boca. — Es una tontería, solo estás subestimándome. Yo no quiero quedarme aqu

l dinero para q

¡¿Qué parte de ''No quiero nada de ti'' Aún no comprendes?! — Su silencio dejó mucho que desear, Anastasia, ya

amente imposible. Él solo la miraba en silencio con esa cara malhumorada que siempre h

da. — ¿Disculpa? ¿Por qué debería ir con

a quien tien

que supo res

as a unas bellísimas escaleras perfectamente limpias, las puertas se abrieron para ellos, cada una de las personas allí presentes era más extravagante que la anterior, por alguna razón el lugar se le hizo perfectamente familiar, gente corriendo de

uien tiró un poco del traje de Erick para

sumamente llamativo lo llamó a gritos, atrayendo la atención de todos los presentes mientras se acercaba a paso rápido

a manera de llevarse la mano a la cadera al estar de pie y su inconfundible acento italiano cuando hablaba le hici

alabras cuando se percató de que todos alrededor

s una sala fue preparada

trones de tela sobre mesas de madera arrumadas contra la pared, la iluminación d

a voló del nido y decidió buscar l'amore della sua vita. — Disolvió una cucharada pequeña d

unto de devorar a alguien. — Respondió Erick sin vacilar y con la mirada fija en la taza que tra

ano y sin tener la más mínima idea de quién era la Raeliana de quien tanto hablaban

ba exclusivamente para RCO, muchas celebridades reconocidas habían llegado a pelears

e sus manos y la cabeza hecha un desastre no era capaz de identificar qué significaba cada palabra, solo sabía que no e

ra lo que decí

r contigo, sucede que mi tiempo para charlar es limitado. — Miró de reojo

n sus propias narices. — No es mi mucama. — Con un ad

endes?! — Se frotó las sienes con los dedos al ver la expresión de ella. — Déjame ver si lo co

s. — Co

onas lo saben?

olo

minando desde sus zapatos hasta los mechones de su cabello. — Apariencia descuidada, pésimo gusto para vestirse, cabello maltratado, ojeras de mapache en

acerlo, confío en

ya Gael sabía para qué la

— La mirada de Erick fue de amenaza apenas abrió

contemplándola como a un experimento, tomándola de la mano para analizar sus uñas y dedos. — La razón por la que te trajo es para

un cambio. — Refutó

.. Para ti, es mi regalo de bodas. — Respondió Gael. — La futura signora Russ

a mano en el bolsillo mientras ignoraba su sufrimiento. — Haz lo que tengas que ha

pequeño patito feo. — Con la simple mención de dinero sus ojo

con maletines de maquillaje y herramientas para el cabello, el brillo malicioso en el rostro de Bellini la aterrorizó y, cuand

de Ana y lo reacia que se mostró a que alguien tocara su rostro. —

e era una advertencia para que mantuviera la compostura y no l

aron, él se colocó guantes de látex, como si estuviese a

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY