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Historia

Capítulo 7 Consolación

Palabras:1691    |    Actualizado en: 01/04/2021

de soportar para Anastasia, no podía describir el tipo de impotencia que estaba sintiendo para

ito des

de amor eterno, se sintió completamente estúpida

res, aquí no juzgamos a

¿Qué hace usted aquí, señor Erick? Parece un acosador. — An

su paso justo frente a ella y rodeá

abía visto todo, entendiendo el sentimiento dio consuelo a

el vaso desechable con el vino que ella había comprado, escuchándola quejarse. — ¡Llevamos décadas saliendo juntos! ¡Nos conocemos

dos en la acera de a

arte de la vida, señorita Wilde. — Lo vio sus

personas incorrectas? — Atrajo su ate

has v

ómo se

la mi

o al hablarme como si nada, no tiene derecho de tr

í de borracha solo creerá que eres inmadura, necesitas verte como una mujer para él si quieres ganar su corazón

mo supi

a soga, es hora de que aflojes... — Hubiera terminado de hablar de no haber sido por la bofetada a m

— Rió con nervios, mirándolo quejarse de

go de una sesión de sexo desenfrenado? — Ana negó con la cabeza. Era como ver a un cachorrito regañado. — No debes se

razón para ayudarme con esto. No es tan malo después de todo. — Apoyó la cabe

a encontrar sus miradas, sin embargo,

e su piel eran tan intensos que sentía el ardor que dejaban cada uno de ellos. No era consciente de nada más a su alrededo

eran los que hicieran la función de comunicar sentimientos. Anastasia pasó los brazos alrededor de su cuello, jamás en su vida había deseado tanto a un hombre. Estaba divagando cuando Erick la tomó, la manera en que gruñó al hacerlo la provocó aún más

sentido ni en sus

su cuerpo en el momento en que se sentó, cuando miró a los alrededores pudo percatarse de que no estaba en

ora de la mañana, recordó de pronto que su ropa se volvió un asco desde que la lluvia les cayó la noche anterior cuando es

en la misma trampa. Se lavó el cabello también, no entendía qué tanto hizo para que todo su cuerpo est

os en casa no se enteraran de que d

a problema, le llegaba hasta el muslo. Pero en aquella casa había demasiado silencio y eso la llev

estresada. — No puedes huir de tus responsabilidades ¿Qué eres? ¿U

de Erick con un tono enojado al hablar. —

sonido de la mano de aquella mujer estrell

ido tratando de atraparlo para no romperlo, tal vez costaba más que su propia vida.

— La escuchó pregu

Mi nombre es

etida. — Com

ambas mujeres se desf

nminente luego de que aquella mujer irritante se marchara tras haberle puesto un ojo morado. — ¡Usted es mi jefe! ¡Está muy po

la es una de las candidatas que mi padre me envió, solo fue para que dejara de molestar. — No estaba muy

— Trató de mantener la compostura en ese momen

ate c

la mula

é? Usted e

a explicar cada detalle de su propuesta. — Bien,

Per

taba sacando una c

¿No quieres dinero? ¿Quieres un viaje todo pagado a París o Miami? ¿Una

de inmediato. — ¿Qué clase de prostituta cree que soy? ¡No quiero su din

a cabeza hueca. — Yo necesito una excusa para poder seguir con mi vida como la he llevado hasta ahora y tú necesitas de alguien que haga vibra d

r arrojar algo de dinero me dan asco. — Fue a recoger

éjame llevar

udó, pero term

inaría arrepintiéndo

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