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Historia
Jamás Perdonar: La Traición de Él, La Justicia de Ella

Jamás Perdonar: La Traición de Él, La Justicia de Ella

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:2161    |    Actualizado en: Hoy, a las 17:01

Torre, bloqueó la ambulancia que lo llevaba al hospital.

lio, me drogó y borró el video de mi celular. Todo porque

ló de la muerte de mi padre. Me sujetó mientras

ijo con una calm

on por robar un collar y me obligaron a caminar so

denó que arrojaran el cuerpo de mi padre al mar, s

al blindado que me daba derecho a la mitad del imperio multimillonario de Cornelio, y una copia secreta y encriptada del

ítu

ncio del departamento. Jimena Valdés levantó la vista de su lienz

Valdés?", preguntó

endo cómo su corazón emp

accidente. Está en el Hospital Áng

, con la mente en blanco por el pánico. Llamó a su esposo, Cornelio Valdés,

uvo un accidente. Voy

"Ya salgo de la oficina. No te preoc

claxonazo de un taxi se sentía como un golpe brutal. Finalmente, logré salir a un tramo más despejado, solo para ver luces in

trapada detrás, su sire

platinado y un vestido brillante se asomó por la ventana del

a alguien que estaba con ella e

nversionista de Cornelio. Jimena la conocía. Era una presencia constante en su

asomándose por su propia ventana.

n destello de reconocimiento. Una sonrisa burlona se dibujó en sus l

ron, un coro de rabia contra la niña privilegiada del coche rojo. Finalmente, después de lo que pareció u

ena la siguió, con las manos temblando t

urgencias, su atractivo rostro marcado por

noticia?"

intió segura. Cornelio era un multimillonario de la tecnología, un hombre

lió, con el rostro sombr

de Jimen

ve. "Su padre sufrió un evento cardíaco mayor. El retraso

cedieron y Cornelio la sostuvo, manteniéndola en pie mientras una ola de oscuridad amenazaba con arrastra

accidente. Podría

pecho. Había visto a la responsable. Había visto a Kenia de la Torre, borracha y riendo,

rosa pero clara. Describió el coche de Kenia, su estado de ebriedad, la forma en

mos, señora", d

Luego dos. Llamó a la estaci

o. Pero no fue Kenia de la Torre. Fue su chofer personal, un hombre de unos cincuenta años con un rostro

arada e insultante. Jimena había

ar. Estaba tembloroso, filmado a través de su parabrisas, pero era lo suficientemente claro. Mostraba el r

video, escribiendo una cronología detallada. Esto era lo que su

espacio elegante y minimalista con vistas al Bosque de Cha

expiatorio", dijo Jim

su expresión indescifrable. "Lo escuch

i padre, y su familia le está pagando a alguien para que car

smático y poderoso, acostumbrado a dominar cada habitación en la qu

ceptiblemente. "Jimena, tenem

es más sensato

iar. "El padre de Kenia, Don Dagoberto, es mi principal inversionista. La familia de la Torre y la familia Valdés ti

sospecha horrible naciendo e

o se está encargando de ello. Se siente terrible por lo que pasó. Se ha asegurado d

¿Compensado? Mi padre está muerto, Corneli

ijo él, sus palabras precisas y frías. "Ke

mo? ¿Comprándole

Jimena. Estás si

o descarte. Sintió un temblor de pura rabia. "No estoy siend

a se está c

.. tú los estás ayudando. Estás eligiendo tu

endo a nuestra familia. Nuestro legado. Lo hecho, hecho está. No

a amado, por quien había puesto en pausa su propia carrera artística, era un e

ella, su voz baja y peligrosa.

narcisista detrás de la máscara encantadora, al hom

tonta,

ón por la que

ito de bar y sirvió dos vasos de whisky. Le en

, luego de nuevo su rostro. No vio amor

que tan bien conocía. Era una actuación. "Mañana, hablaremos de crear una fundación be

u memoria? ¿Enterrando la verdad de

bitación giró. Puso la mano en el escritorio para est

palabras, sintiendo la lengu

tomar su celular del escritorio, su pulga

r, su voz pareciendo venir de una gran distancia. "

umiera fue su celular, ahora en su mano, y la carpe

trás de sus ojos. La luz del sol entraba a raudales por los

illas. Fue a su galería de fotos. El video de Kenia de la Torre había desaparecido. Revisó

a borra

carpeta de papel. Tamb

para destruir la evidencia que llevaría a la asesin

ma de su dolor. Había conspirado activa, cruel y metódicamente en

su lugar, algo nuevo y terrible comenzó a crecer. Era una determinación silenciosa y

Años atrás, poco después de su boda, la había sentado. "Jimena, me encanta que seas feliz", le había d

dactado de su propio puño y letra. En ese momento, Jimena había p

a su escape. Y sería la

Cerró los ojos y dejó que las lágrimas de dolor y traición finalmente cayera

s haría pagar por lo que hicieron, no con dinero, sino con su libertad, sus reputaciones, s

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