Torre, bloqueó la ambulancia que lo llevaba al hospital.
lio, me drogó y borró el video de mi celular. Todo porque
ló de la muerte de mi padre. Me sujetó mientras
ijo con una calm
on por robar un collar y me obligaron a caminar so
denó que arrojaran el cuerpo de mi padre al mar, s
al blindado que me daba derecho a la mitad del imperio multimillonario de Cornelio, y una copia secreta y encriptada del
ítu
ncio del departamento. Jimena Valdés levantó la vista de su lienz
Valdés?", preguntó
endo cómo su corazón emp
accidente. Está en el Hospital Áng
, con la mente en blanco por el pánico. Llamó a su esposo, Cornelio Valdés,
uvo un accidente. Voy
"Ya salgo de la oficina. No te preoc
claxonazo de un taxi se sentía como un golpe brutal. Finalmente, logré salir a un tramo más despejado, solo para ver luces in
trapada detrás, su sire
platinado y un vestido brillante se asomó por la ventana del
a alguien que estaba con ella e
nversionista de Cornelio. Jimena la conocía. Era una presencia constante en su
asomándose por su propia ventana.
n destello de reconocimiento. Una sonrisa burlona se dibujó en sus l
ron, un coro de rabia contra la niña privilegiada del coche rojo. Finalmente, después de lo que pareció u
ena la siguió, con las manos temblando t
urgencias, su atractivo rostro marcado por
noticia?"
intió segura. Cornelio era un multimillonario de la tecnología, un hombre
lió, con el rostro sombr
de Jimen
ve. "Su padre sufrió un evento cardíaco mayor. El retraso
cedieron y Cornelio la sostuvo, manteniéndola en pie mientras una ola de oscuridad amenazaba con arrastra
accidente. Podría
pecho. Había visto a la responsable. Había visto a Kenia de la Torre, borracha y riendo,
rosa pero clara. Describió el coche de Kenia, su estado de ebriedad, la forma en
mos, señora", d
Luego dos. Llamó a la estaci
o. Pero no fue Kenia de la Torre. Fue su chofer personal, un hombre de unos cincuenta años con un rostro
arada e insultante. Jimena había
ar. Estaba tembloroso, filmado a través de su parabrisas, pero era lo suficientemente claro. Mostraba el r
video, escribiendo una cronología detallada. Esto era lo que su
espacio elegante y minimalista con vistas al Bosque de Cha
expiatorio", dijo Jim
su expresión indescifrable. "Lo escuch
i padre, y su familia le está pagando a alguien para que car
smático y poderoso, acostumbrado a dominar cada habitación en la qu
ceptiblemente. "Jimena, tenem
es más sensato
iar. "El padre de Kenia, Don Dagoberto, es mi principal inversionista. La familia de la Torre y la familia Valdés ti
sospecha horrible naciendo e
o se está encargando de ello. Se siente terrible por lo que pasó. Se ha asegurado d
¿Compensado? Mi padre está muerto, Corneli
ijo él, sus palabras precisas y frías. "Ke
mo? ¿Comprándole
Jimena. Estás si
o descarte. Sintió un temblor de pura rabia. "No estoy siend
a se está c
.. tú los estás ayudando. Estás eligiendo tu
endo a nuestra familia. Nuestro legado. Lo hecho, hecho está. No
a amado, por quien había puesto en pausa su propia carrera artística, era un e
ella, su voz baja y peligrosa.
narcisista detrás de la máscara encantadora, al hom
tonta,
ón por la que
ito de bar y sirvió dos vasos de whisky. Le en
, luego de nuevo su rostro. No vio amor
que tan bien conocía. Era una actuación. "Mañana, hablaremos de crear una fundación be
u memoria? ¿Enterrando la verdad de
bitación giró. Puso la mano en el escritorio para est
palabras, sintiendo la lengu
tomar su celular del escritorio, su pulga
r, su voz pareciendo venir de una gran distancia. "
umiera fue su celular, ahora en su mano, y la carpe
trás de sus ojos. La luz del sol entraba a raudales por los
illas. Fue a su galería de fotos. El video de Kenia de la Torre había desaparecido. Revisó
a borra
carpeta de papel. Tamb
para destruir la evidencia que llevaría a la asesin
ma de su dolor. Había conspirado activa, cruel y metódicamente en
su lugar, algo nuevo y terrible comenzó a crecer. Era una determinación silenciosa y
Años atrás, poco después de su boda, la había sentado. "Jimena, me encanta que seas feliz", le había d
dactado de su propio puño y letra. En ese momento, Jimena había p
a su escape. Y sería la
Cerró los ojos y dejó que las lágrimas de dolor y traición finalmente cayera
s haría pagar por lo que hicieron, no con dinero, sino con su libertad, sus reputaciones, s