eslumbrante de exceso. El champán fluía de esculturas de hielo, un cuarteto de cuerdas tocaba en
te en un vestido incrustado de diam
. Llevaba un sencillo vestido negro, el cuello alto ocultando las quemaduras aún enroj
La esposa de
simple. ¿Qué v
está con Kenia de la Torre. Crecieron junt
rnelio llevar a Kenia a la pista para el primer baile. La sostuvo cerca, susurrándole al oído, haciéndo
nia en ambas mejillas. "Te ves deslumbrante, querida. Una verdadera Valdés". Luego sus ojos
e la sociedad capitalina. Eugenia dejaba clara su desaprobación de mil maneras pequeñas y crueles, desde "olvi
y feliz. Jimena era la extraña, el apéndice no deseado. El do
ándose en el frío mostrador de mármol, tratando de recuperar la compos
entró bailando, tarareando para sí m
rirá de ti muy pronto. Su madre no te soporta. Me dijo que casi le da un
samente elegidos, los cumplidos interminables, el morderse la lengua ante cada insulto. T
piense Eugenia", dijo
iendo a champán. "Porque ella y yo nos aseguraremos de que t
responder, un grito agudo re
ia Va
ido. Eugenia estaba de pie cerca de la chimenea, un
"¡Mi collar! ¡La Estrella
legendario, un zafiro masivo rodeado de diamantes, val
e esta habitación", ordenó, su voz aguda. Los guardi
inquietud se ap
una idea perversa. Señaló con un d
¡La vi merodeando por la chi
s se volviero
Jimena, con la voz tembl
de veneno. "Siempre has estado celosa de lo que t
arle a su pobre familia en cualquier pueblo olvidado
ó Eugenia. "¡Revisen
os suplicantes. "Cornelio, dil
agen de un hombre atrapado en una situación imposible. "Jimena, solo dej
culpable hasta que se demostrara lo contrario. El hombre que una vez prome
oz temblando con una
rdad?", susurró Kenia, acercándose a J
tienes miedo?", chilló Eugenia, su voz s
chó, pero eran demasiado fuertes. La cachearon bruscamente, sus manos in
ro se negó a dejarlas caer. Se quedó allí, violada frent
o uno de los guard
a pequeña y amarga victoria. "
algún lugar", dijo Kenia rápid
donde lo había dejado. Kenia, cuando se había acercado para burlarse de ella,
certeza nauseabunda
cogió el bolso. Abrió
o brillando malévolamente bajo las lu
tivo recorrió
ía terminado