s paredes de su mente, aunque hasta ese momento solo conocía los rumores que hablaban de él: un empresario astuto, con un historial de adquisiciones agresivas, pero con una reputación
sospechaba, se retiraría con dignidad. No estaba dispuesta a entregar la empresa a alguien que solo veía números en l
de cristal, tan frío y distante como su posible salvador. Al entrar, Clara fue recibida por un asistente que la guió por un largo pasillo hasta una sala privada, dec
sentir que estaba a punto de entrar en territorio desconocido. Se detuvo un momento, respirando hondo, y ajustó la chaqueta de su ve
ibirla -dijo una voz profunda y cál
erfectamente ajustado que resaltaba su presencia. Sus ojos oscuros y penetrantes la observaron con una mezcla de i
sión, aunque sabía que este era
spondió Clara, manteniendo una postura erg
de vidrio que reflejaba la luz de las lámparas colgantes. Todo en la sala era minimalista y moderno, un contraste marcado con
su propia boca qué es lo que espera de esta reunión -dijo Víctor, acomodándose en su
n hombre que no perdía detalle. Algo en su mirada le decía que Víctor Mendoza ya te
icamente. Nos encontramos al borde de la quiebra -Clara comenzó, intentando mantener la voz firme-. Estoy aquí porque, po
calibrara cada palabra que Clara decía. El silencio se prol
on una familia respetada, pero los tiempos han cambiado, y la falta de adaptación a los nuevos desafíos ha sido fatal. Las empre
itió que su rostro delatara el dolor que esas pala
tamos ahora no es un juicio, sino una solución. Necesito
la indiferencia. Finalmente, se recostó en su silla, cruzando las
Mi objetivo es asegurarme de que la inversión sea rentable. Si me involucro, no será solo para salvar un nombre. Qui
n poco más. Lo que Víctor le estaba ofreciendo no era solo dinero, er
der el control de la empresa? -pregu
la posibilidad de dirigir el barco. Las decisiones que tome la compañía dependerán de mi visión, no de lo que ha sido. Yo cambio lo que n
a gesto, cada intento de manipulación. No quería entregarse tan fácilmente. Su familia, su abuelo, su padre
o hay forma de mantener la familia al frente de la empr
turación completa -respondió Víctor con frialdad-. Ni usted n
o de su familia. La empresa que había sido la piedra angular de la dinastía Ramírez estaba a punto de caer en manos de un extraño
ró a Víctor y, con una firmeza que s
que se tomen en esta empresa respeten el legado de mi familia. Si
ento, midiendo sus palabras,
orita Ramírez. Parece que vamos a h
A partir de ese momento, todo cambiaría. Las palabras de Víctor resonaron en su mente mientras la r