pesadilla. Se encontraba en una realidad nueva, un terreno desconocido que parecía desafiar todo lo que había construido con su familia. El contrato estaba firmado,
de reestructuración comenzaba de inmediato. Sin embargo, nada de eso podía desviar su mente de lo que realmente la inquietaba: el matrimonio que acababa de aceptar. No estaba prepa
después de esa reunión había sido tensa, casi fría. No existía una verdadera conexión más allá de los negocios, y el distanciamiento entre ellos solo aumentaba a me
realizaban las reuniones más delicadas. Era un lugar minimalista, de líneas frías y metálicas, que reflejaba perfectamente el
figura se recortaba contra la luz de la tarde, creando una silueta impo
e, pero sincera, aunque los ojos oscuros que la observaban no mostraban ninguna
s permanecieron en silencio, como si se estuvieran evaluando mutuamente. C
n la reestructuración. -Su voz era firme, pero sabía que no solo se trataba de negoc
pondió de inmediato, sino que caminó hacia la mesa, donde había un par de copas d
idido por amor. Es probable que ninguno de los dos sepa cómo manejar esta nueva etapa, y creo que una conversación más... personal podr
o esperaba que Víctor tuviera la disposición de hablar de algo más allá de los números, y sin embargo, par
lo que él quería decir con eso, pero al mismo tiempo no quería rechazar la opor
deslizó hacia Clara y, con un leve movimiento de
a, ni de lo que hemos firmado. Sino de esta alianza que hemos formado, qu
que sin saber exactamente por qué. Estaba en un punto de su vida en el que ya no sabía si sus
ijamente los ojos de su esposo. La palabra "esposo" aún no encajaba
onder. Parecía pensativo, como si estuviera
amor, Clara. Esto es una transacción, un contrato que ambos hemos aceptado para el bien de nuestros respectivos intereses. Pero ta
ndicar si realmente se importaba por cómo ella se sentía, o si si
il. No soy una mujer acostumbrada a vivir en contratos, a depender de alguien para tomar decisiones importantes en mi vida. Mi fami
e, sin interrumpir, como si es
lugar donde ambos podamos sentirnos cómodos con nuestra nueva realidad. No te pido que me ames, ni que nos entend
go en su tono que indicaba que, aunque su propuesta fuera pragmática, Víctor no de
ad que sentía era tan grande que no pudo evitar ser honesta-. Este contrato no es lo que yo hubiera elegido para mí, para mi vida.
vez más, y por primera vez, Clara notó que detrás de esa fachada fría y calculadora, había a
como si hablara consigo mismo-. Podemos construir alg
imonio, por extraño que fuera, podría no ser solo un contrato vacío. Quizás, en algún rincón ocul
ue tendría que aprender a navegar entre la desconfianza y la necesidad