img El amor tóxico que casi me destruyó  /  Capítulo 3 | 20.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 3

Palabras:1526    |    Actualizado en: 17/11/2025

tantes y monosilábicas, mi mirada distante, fija en un futuro del que él no formaba parte. Parecía inquieto por mi nuevo

dijo una mañana, rompiendo el tenso silencio durante el

l? ¿Sin mí?". Sus palabras fueron como una

ezó a alisar mi cabello, su toque enviando escalofríos de repulsión por mi columna vertebral. "Quería ahorrarte los detalles, cariño. Has pasado por mu

egunté, apartándome de su toque. "¿La

de seguir adelante, Gema. Para los dos. Te llevaré yo mismo. Presentaremos un frente unido para

mal. Profundamente mal. Pero, ¿qué opción

ba esperando junto al coche, un elegante sedán negro. Me abrió la puerta, su expr

amos hacia el panteón. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

concurrida calle. Aimée. Su rostro, ampliado a proporciones casi grotescas, dominaba la manzana. Debajo de ella, en letras negritas, estaban las palabras: "Aimée Valles: La Artista Revelada"

sto no era un funeral.

". Y allí, prominentemente exhibida en el centro de la pancarta, había una pintura. Una pintura de una mujer rota y llorosa, su rostro oscurecido por la som

voz cruda por la incredulidad y la t

uiere que estés aquí. Por apoyo. Por validación. Es bueno para su carrera. Y para la nuestra, de forma indirecta". Sus palabras f

ron de mis ojos, calientes y punzantes, desdibujando la grotesca imagen de mí misma en la pancar

aré. No puedo". Busqué a tientas la manija de

s, Gema". Su voz era baja, amenazante. "Entrarás allí y sonreirás. Por Aimée. Por mí". Me arrast

urros ahogados, el tintineo de las copas de champán. El aire estaba cargado de perfume y son

elegante plata del traje de Bruno. Eran una pareja perfecta y repugnante. Flotó hacia noso

plazado por un tierno abrazo para Aimée. "Mi amor", murm

"¡Gema! Qué bueno que pudiste venir. Bruno me dijo que no te lo perdería

uces intermitentes, de los ojos hambrientos de la prensa. Me habría tomado de la mano, su presencia un e

ovador de Aimée?". "¿Es cierto que usted fue la inspiración para estas... piezas intensamente personales?". "¿Cómo se siente

ó, su voz suave, practicada para las cámaras. "Todos estamos increíblemente orgullosos de su talento". Sonrió, una sonrisa

áneo". Aimée, mientras tanto, se acurrucó más a su lado, su mano posesiva sutilmente metida en su brazo, sus ojos dirigiéndose a mí con un b

y conjeturas susurradas. La habitación giraba. La humillación

un grupo de curiosos, mis manos temblando. Agarré el brazo de Bruno, mi

os de hielo. Un destello de algo peligroso se encendió en sus profundida

nganchó en la alfombra afelpada, y caí, mi mano herida raspando contra el suelo. Un dolor a

sa. "¡Este es el momento de Aimée! ¡Su gran

ado, buscando mi brazo. "Oh, Gema, ¿estás bien? Bruno, cariño, sé gentil. No lo hizo a propósito". Se

runo, sus ojos brillando. "Está tan celos

n su violencia anterior hacia mí. Me miró con desprecio, su rostro una máscara de asco. "

icieron añicos. Lo miré, mi visión borrosa. "¿Es esto lo que soy para ti, Bruno?", susurré, las palabra

idad. Déjame ir". Mi súplica no era para que me amara, sino para que simplemente reconociera mi humani

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY