rotesta. Era Anastasia Montenegro, heredera, empresaria, una mujer cuyo nombre imponía respeto. Sin embargo,
truendosa, siempre diciéndome que era su pequeña reina. Mi madre, gentil y elegante, enseñándome la gracia. Mi hermano, travie
tegido a Cristy, sus ojos llenos de una ternura que una vez me había reservado a mí
ientemente bueno para una Montenegro. Pero yo había visto algo en él, una chispa, un impulso, una ambición cruda que igualaba la mía. Había luchado por él, incluso contra mi propia familia. Lo había ayudado a navegar el despiadado mundo de la tecnología, usando mis conexiones, mis conocimientos, la influencia de
Y ahora, había encontrado a alguien nuevo para llenar el vacío, al
lancólicos. Alejandro. Mi estómago se revolvió. Du
ieres, A
al otro lado, luego s
yo... sé que
pujado, ¿y ahora admitía que "la regó"? Era el típico Alej
olgar, A
z más urgente ahora. -M
s temblorosos. El rostro de mi hijo apareció ante mis ojos, luego la so
a y cruda se
a! ¡Me das asco! -Colgué el teléfono de un golpe, mis dedos volando hacia su contacto, bloqueando y e
ara ser mi legítima esposa, para tenerte y sostenerte, desde este día en adelante, para bien o para mal, en la riqueza y en l
í en ab
a actriz, había anunciado públicamente su compromiso. Se rumoreaba qu
rensa de la empresa de Alejandro. Observé desde lejos, una sombría satisfacción insta
rodearon, sus pr
e está divorciando de su esposa, Anastasia
l podio, su rostro cui
aradamente, sus ojos inquebrantables. Luego, una pausa dramática. -Sin embargo, puedo confirmar que Cristy R
taron, un coro caó
Vargas? ¿Con qui
insípid
un asunt
nte, sintiendo la
mo, señor Vargas? ¿Se va a casar con Cristy Rome
ro se oscureció, su
ruñó, una clara amenaza en su voz. Se dio la vue
capar, el teléfono de un rep
enegro acaba de anunciar su div
iendo todo color. Se giró, sus ojos muy a
stás di
ono. La pantalla mostraba una noticia. Allí estaba yo, tranquila y elegante,
do. Aquí está el documento oficial, y aquí, mi registro de hogar independiente. -Sostuve los papeles, mis ojos brillando con una libertad q

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