Carin
a fija en el espacio vacío donde Elías había estado momentos antes. Mi mente era un torbellino
os y familia ahora hechos jirones. Había soportado las incesantes indirectas de su familia, sus insultos apenas velados sobre mi estado "estéril", todo mientras Elías, mi supues
algo nuevo -frío, afilado y absolutamente determinado- se agitó dentro de mí. Necesitaba act
no era cortante, exigente. Sin
onando extrañamente hueca para
, revelando el mismo viejo patrón: Javier, su imprudente hermano menor, causando problemas, y Clara, su "frágil" cuñad
iempre -afirmé, no una pregunt
-Sus palabras eran un cumplido ambiguo, o quizás, en su mente, una justificación
había esperado mi respuesta, no había notado el cambio sísmico que acababa de ocurrir dent
Un mensaje de texto de Elías: "Encuéntrame. No
e corría, uniendo fragmentos del pasado. El implacable escrutinio de Elisa sobre mi falta de hijos, la evasividad de Elías, las
lejos de Clara. Clara, la frágil cuñada, que estaba casada con su irresponsable hermano Javier. Clara, que era el verdadero objeto de su retorcida
: "Era un pájaro salvaje de corazón, Carina. Encontró su libertad". Clara había ofrecido un empalagoso "Lo siento mucho, querida", mientras sus ojos brillaban con algo que ahora reconoc
escubrió" el fuego, pero sus ojos habían tenido un brillo extraño, casi triunfante, mientras los paramédicos me atendían. Elías había estado furioso por el daño a la propiedad, pero su ira se había dirigido a la "negligencia" del personal, no
ndo para "limpiar mi nombre", pero no sin antes dejarme enfrentar la humillación pública, las acusaciones. Había usado mi reputación salvaje como una cortina de humo, haciendo fácil para el público creer q
rtando más profundo que el anterior. Él creía que yo era lo suficientemente fuerte para soportarlo. Creía
lculada. Mi amor por él se había convertido en veneno, un potente cóctel de odio y un deseo inquebrantable de justicia. Me
agnate de los negocios de Monterrey, emocionalmente distante, pero ferozmente protector de los suyos. M
ón que rugía dentro de mí-. Necesito tu ayuda. Quiero el div
o al otro lado, luego
ción familiar, pero debajo de ella, detecté una chispa de preocupación, un ind
usurro peligroso-. Ha hecho de tod
olengo, de poder antiguo. Esto no será fácil -advir
e aprecia -declaré, las palabras saliendo con una convicción escalofriante-. Y si no me
Conocía el fuego que ardía dentro de mí, el mismo fuego que él mismo pos
ente, su voz sombría-. Cuéntame
fría tocó
pensó que yo era un deflector. Está a p

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