img Mi Matrimonio: Un Millón de Mentiras  /  Capítulo 5 | 16.67%
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Historia

Capítulo 5

Palabras:1443    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:27

Carin

ruda y ardiente que me hizo jadear. Tenía la garganta seca, la cabeza me palpitaba y el mundo giraba en una neblina nauseab

inyección forzada. El injerto de piel. Realmente lo habían hecho. Habían tomado un pedazo de mí, involuntariamente, para curarla a ella. La realización

ojos cansados, entró apresuradamente. Revisó

o y que me asegurara de que tuviera todo lo que necesita para su recuperación. -Colocó un sobr

una suma astronómica. "Por tus problemas", decía la nota adjunta de Elías, su elega

erosidad. Mi sangre hirvió, un calor abrasador que eclipsó momentáneamente el dolor. Con una olead

zné, mi voz ronca, mi garganta ardi

nte asintió y salió de la habitación. Estaba sola de n

a, el dolor en mi espalda era un recordatorio constante y brutal de lo que habían hecho. Pero con cada día, el dolor solidif

al, mi espalda todavía doliendo, mi corazón una piedra

ital, una voz familiar y enfermiza

me alegro tanto de ver q

n de delicada vulnerabilidad. Sus ojos, sin embargo, tenían ese famili

oz plana, desprovi

fue un sacrificio necesario. -Hizo una pausa y luego añadió-: Sabes, vamos a tener una pequeña reunión íntima en la finca de Valle de Bravo este fin de semana. Solo familia

fría y despectiva-

entes. -Se inclinó conspiradoramente, su voz bajando a un susurro-. Sabes, Elías y yo hemos estado pasando mucho tiempo juntos últimamente. Ha estado tan

que había destrozado. Las mismas que ahora usa

esprovista de emoción-. Lo que tú

un sonido fr

uien gentil, alguien que lo entienda. Alguien como yo. -Hizo una pausa, dejando que las palabras se hundieran-.

permaneció una máscara de indiferencia helada. Este era su juego, su cruel intento de

s ojos, mis ojos ardiendo con un fuego frío que claramente no esperaba-. Pero, de nuevo, Elías siempr

, luego algo parecido al miedo. Había tocado un nervio. Ha

go una vida que reconstruir. Algo de lo que claramente no sabes nada. -

e perderme en el anonimato de las multitudes. Fui a galerías de arte, a conciertos, a cafés bulliciosos, tratando de reclamar una apariencia de normalidad

discordante rasgó la calle tranquila. El lamento penetrante de las sirenas de

y rojas parpadearon, pintando la calle con un brillo ominoso. Dos of

reguntó uno de el

susurro, un nudo de pavor

ro oficial, su mano ya buscando sus esposas-. Se le acusa

gre se

s una locura! ¡

sombras, su rostro tranquilo, compuesto, comp

ncredulidad y una nueva ola de horr

ojos encontrándose con los

ermitir que pongas en peligro la reputación de la familia. Esto es por tu propio bien. Y por la protección de Clara. -Sus o

llé, mi voz quebrándose-. ¡Tú me preparas

amente, un sutil asenti

s están destinadas a absorber los golpes, no a infligir

losamente orquestado, una trampa cruel y elaborada diseñada para destruirme por completo. Era un chivo expiatorio, una marioneta, y él era el maest

Pero mis palabras cayeron en oídos sordos. Los oficiales se acercaron, sus agarres firmes, el frío metal de las esposas cerrándose alrededor de mis muñecas

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