img Mi Matrimonio: Un Millón de Mentiras  /  Capítulo 4 | 13.33%
Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1701    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:27

Carin

aciones. Las tiernas palabras de Elías a Clara, su promesa de protección, resonaban en mi mente, cada sílaba retorciend

itas de Clara. A menudo las dejaba en lugares prominentes del penthouse, un recordatorio sutil y pasivo-agr

ciéndose añicos en mil pedazos, el agua y los pétalos aplastados esparciéndose por el suelo como sangre y carne desgarrada. Cada fragmento de vidrio era un reflejo de mi espíritu roto. Grit

u rostro indescifrable, pero un destello de moles

vista de calidez-. ¿Qué significa e

sido destruido, vaciado y dejado por muer

decir, mi voz ronca, mi garganta ardiend

endo un pequeño pájaro de madera intrincadamente tallado. Era un grifo, sus alas extendi

beríamos dejarla descansar. -Su mirada, sin embargo, estaba fija en el jarrón destrozado, lue

ese pájaro? -Mi corazón martilleaba contra mis costillas, un

u expresión una i

de su familia. ¿No es exquisito? -Lo levantó, girándolo ociosamente, ajena a l

primer aniversario, un símbolo de nuestro amor feroz y protector. Había pasado meses en él, lijando y puliendo cuidadosamente la madera, vertiendo mi alma en cad

y peligroso escapando de mis labios-. E

aún más, pero su boca se curvó

omún, así que me la dio para jugar. Pensé que era un detalle dulce, así que la guardé. Pero si te molesta.

n, todo. Había considerado mi regalo sincero como "común". Se lo había dado a ella. A Clara.

Mis manos se cerraron alrededor del cuello de Clara, mis dedos clavándose en su suave carne, una

ruido sordo. Elías, por primera vez, se movió con una velocidad sorprendente. M

sta locura! ¡Estás

qué está fuera de control? ¡Tus mentiras! ¡Tus traiciones

e agarró la garganta, sus o

ente loca! -Su voz era un susurro frágil, perf

s solo una baratija. Estás histérica. Necesitas calmarte. -Sus palabras fueron c

ma! ¿Y se lo diste a ella? ¿Y lo llamas nada? -Mi voz se elevó a un tono frenético-. ¿Me llamas

del agarre de Elías, y ataqué salvajemente, mi puño conectando con su mejilla

ser protegida por él. Mis ojos, enloquecidos de furia, vieron el jarrón destrozado en el suelo. Agarré

eno-. ¡Te daré destrucción! -Me abalancé de nuevo, no hac

o un crujido nauseabundo, un destello de rojo, y Clara soltó un grito espeluznante, colapsando en

utural de pura rabia. Cayó de rodillas junto a Clara, sus manos flotando so

o, Clara! ¡¿Qué h

rrumpió en la habitación. Se arremolinaron alre

y una presunta fractura. Necesitará cirugía inmediata, posibleme

biertos de miedo, las lágri

si quedo con cicatrices para siempre? -Su voz estaba llena de un terror genuino, pero incluso

voz tensa por la emoción apenas reprimida, su mirad

hombre de rostro sombrío

structiva extensa. Y con las laceraciones, hay un riesgo significativo de cicatri

sus ojos fi

o! ¡No puedo... no puedo quedar des

ontinuó, im

ejido sano y compatible. Un pariente

entonces, el pensamiento malicioso formándose en su mente, la cruel sugerenci

e, lo recuerdo de los chequeos médicos. Ella podría... ella podría ser d

curos y fríos, posándose en mí. El odio era u

ovista de emoción-. Al menos puede enmendarlo. -Luego m

lemente incómodo

arza. No podemos forzar una dona

de Elías s

por todos los problemas que has causado. Por todo. -Su voz era un látigo, azotando, cortando profundo-. No te preocu

erza, un tambor frenéti

ndo dentro de mí, a pesar del dolor

ó una ceja, un gesto esc

arás lo que yo diga. -Hizo un gesto a los guardias-

e nubló mientras me arrastraban, la mirada fría y triunfante de Elías lo último que vi antes de un pinchazo agudo en mi brazo, y luego, l

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY