Carin
house. El peso de su acuerdo, la promesa implícita de desatar los formidables recursos de la familia Vega,
e de Elías, sus palabras despectivas. *Suficientemente fuerte para soportarlo*. Le mostraría cuán fuerte era
por unas horas. Tomé mi teléfono de nuevo, busqué en mis contactos y llamé a Lorena, mi
. Uno fuerte. Nos vemos en
ón de liberación. El alcohol quemaba, pero era un fuego bienvenido en comparación con el hielo en mis venas. Lor
a música, pero su sorpresa era palpable. Sabía cuánto había invertido
labras sabiendo a ceniza-. Solo una f
ndose la man
. lo sien
e de lo que me sentía-. Enójate. Prep
cayó sobre la multitud, reemplazado por susurros urgentes. Una figura alta e imponente con un traje oscuro e impecable se abrió paso en
ó en mí, aguda e
ñor Garza requiere s
s. Siempre Elías. Incluso
voz resonando con un desafío recién
ero su postura se endureció. Dos hombres más, igua
señora Garza, esto
apreté el brazo, una orden silenci
me? -me burlé, una risa amarga brotando-. ¿Así es como
lando, pero su sujeción era inquebrantable. El bar, una vez un refugio, ahora se sentía como una jaula. Me estaban sacando a la fuerza, no una
ándose de golpe detrás de mí. Lo último que vi fue el rostro ho
rpo. Estaba acostada en un catre estrecho en una habitación con poca luz, las paredes desnudas y frías. La puerta c
Tu comportamiento es inaceptable. Una mujer Garza no causa
una mueca mientras mi
mí-. ¿Qué hay de la vergüenza de una familia construida sobre mentiras y manipulación? ¿Qué h
una rara grieta en su compostura h
s vulnerable. Necesita protección. Tú, Carina, eres un
mal salvaje*. Siempre me habían visto de esa manera. U
é, mi mirada endureciéndose-. Y los
uó Elisa, ignorando mis palabras-. No tiene tiempo para tus
emblando con una mezcla de ira y una
ectivo-. Ahora, quédate quieta. Quizás un poco de soledad te enseñe el valor
as. Lo había amado, verdaderamente amado, a pesar de todo. Había luchado por nuestro amor, por mi lugar e
tre, mis piernas inestables, y me abalancé hacia ella. Ya no me import
sus ojos ardi
gradecida! -Levantó la m
os ojos, si
milia me pone las manos encima. -Mis palabras eran un de
ojos se entrecerraron c
guardias que habían aparecido de repente detrás de ella, sus
crudo recordatorio de su poder, su crueldad. Me negué a gritar, me negué a darles la satisfacción. Mis dientes se clav
cibí con agrado, un escape temporal de la
n latido sordo y persistente. Saboreé hierro en mi boca. Todavía estaba en la misma habitación estéril, pero
a, provenientes de justo afuer
rla -la voz de Clara, usualmente suave, estaba
ndió Elías, su voz tranquila, distante. *Disciplinada*. ¿Así lo llama
quejó Clara, su frágil fachada apenas sos
a que nunca me había ofrecido-. Está bien, querida. Me encarga
respiración se entrecortó. Esto era. La prueba absoluta e innegable. Estab
rmitido mi sufrimiento, orquestado mi humillación, todo por esta mujer manipuladora y "frágil". Mi cuerpo, magullado y
bía reducido a un peón en su juego. Pero un peón, una vez liberado, podía convertirse en la reina. Y las reinas, l

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