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onía que sería una historia de amor imposible. Yo era la artista rebelde que lo
ra una mentira, una farsa diseñada para proteger a su frágil cuñada, Clara. Yo solo era e
o, dejándome soportar el desprecio de su familia por se
accidentes" que me dejaron cicatrices. Me rompieron sistemáticamente, obligándome a dar un troz
da. No como tú". Pensó que yo era lo suficientemente fuerte para
lebre artista 'Alondra'. Y cuando volvió arrastrándose, suplicando perdón en un esce
ítu
Carin
na. Siempre estuviste destinada a recibir l
sa, cortó los últimos vestigios
l era mi héroe y yo, su vibrante y rebelde artista, lo había perseguido por continentes. Pero las palabras f
por su antigua y tradicional familia, una jaula dorada en la que había entrado con gusto, pensando que era el precio de la verdadera pasión. Me había enamorado pr
pie ante mí, su rostro una máscara de su habitual compostura controlada. Pero esta vez, lo vi de manera diferent
O del Grupo Garza, de abolengo, de reglas antiguas. Se suponía que nuestros mundos choca
aculada en nuestra finca de Valle de Bravo, una explosión de color y caos que reflejaba mi alma. L
ienen la tradición, Car
tensa, casi imperceptible. Pensé que era diversión, un secreto compartido entre nosotros cont
n movimiento que pensé que mostraría mi pasión y aportaría una perspectiva fresca. Elisa había inter
s -había declarado, su voz ta
dad. Me había rodeado con un brazo, susurrando palabras tranquilizadoras, pero sus ojos, me di
nos había acosado desde el día de nuestra boda. Me había irritado bajo sus expectativas, argumentando a favor de la elección, de nuestro propio ritmo. Elías sie
las, distrayéndome de mis deberes de esposa. Yo había explotado, mi voz resonando por la silenciosa mansión, declarando que mi cuerpo era mío, mis decisiones mías. Elías había entrado ento
avemente en nuestro dormitorio, habían a
es demasiado. Demasiado ru
perseguido, el hombre en el que había creído. Estaba criticando mi esencia misma, el fuego que una vez había afirmado
a en que me había dejado ser humillada, la forma en que había permitido que me culparan por crímenes que no cometí, todo mientras permanecía en sil
al descubierto. Había escuchado sin querer una conversación, un intercambio susurrado entre Elías y el abogado de su famil
sviar la atención de Clara. Ahora, necesitamos finalizar el marco para
s habían girado en mi cabeza, una
e Elías había
ara soportarlo. Ella prospera en el desafío. Cl
? ¿Prospera en el desafío? ¿Era eso todo lo que yo era par
abogado habí
nte, supongo? ¿Sin complicacio
ar un hijo, de sentirme inadecuada bajo la mirada vigilante de la familia, de lágrimas silenciosas derramadas en la estéri
ntieron débiles, amenazando con doblarse debajo de mí. Esto no era solo traic
etorcerse, burlándose de mis ilusiones destrozadas. Mi amor por Elías, una vez un infierno ardiente, se enfrió instantáneamente, soli
era un terrible malentendido. Pero mientras lo observaba, su mirada aún i
mento, tan consumido estaba por su cruel conversación. Sus ojos, desprovistos de cualquier calidez, de c
ó, reemplazada por un sabor metálico y abrasador de venganza. Mi rostro, mis músculos, se convirtieron en piedra. Mis ojos, una vez brillantes de amor, ahora tenían un brillo
en que pensó que yo era "lo sufici

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