vista d
persiguió. Ni siquiera levantó la vista. La alerta de noticias en mi teléfono, que ya se extendía
istente, su voz frenética, preguntando por la retractación. Le dije que la emitiera, que la hiciera sona
puesta como un Fraude!". Mis seguidores en línea, que antes eran mi mayor fortaleza, se convirtieron en una turba
e cero. Mi cofundador, un hombre en quien confiaba implícitamen
á pasando? Esto n
iaba. No podía contarle sobre el chantaje de Bruno, sobre
a, su decepción
ndo una reunión de emergencia. Q
me había destruido, sino que también se había asegurado de que no me
dmitiendo haber fabricado una fuente en una investigación pasada. Internet, ya en llamas, estalló en u
e un linchamiento digital. El imperio que construí se estaba derrumbando, y me vi obligada
he. Su voz era tran
tás bien? Vi
sonido crudo y gutural-. ¡Tú crea
lano-. Belén merecía protección. Y tú, Eliana
ca retorcida, me re
errás decir el costo de tu
un sonido
pasará. Solo mantén un
se acabó, Bruno. Mi carrera, mi rep
labras, que pretendían ser tranquilizadoras, se s
ndándome-. No eres mi esposo. Ya no.
e penthouse, en esa ciudad, donde cada esquina se sentía como un recordatorio de mi es
de luces intermitentes y voces gritando. Se abalanzaron sobre el auto, las cámaras ha
rándome el estómago. Sentí como si algo se estuviera desgarra
untó el conductor, mirando
Luego, un chorro nauseabundo. Un líquido tibio y visc
ra no.
nte había dejado los anticonceptivos, una esperanza secreta flo
esbaladizos por el sudor. Necesitaba a Bruno. Incluso ahora, en este momento de aterradora incertidumbre, era el único en quien podía pensar. El vie
de una mujer resonó a través de la líne
riño, ¿est
Mi esposo, con su becaria, mientras yo sangraba, sola, posiblemente perdiendo a nuestro hijo.
entamente. Un camión, con los faros cegadores, se abalanzaba sobre nosotrtraición, en la suave caricia de su voz
co. La cabeza me palpitaba. El cuerpo me dolía. Un
ió mucha sangre. Y... -Su pausa se alargó, pesada de signif
Arrebatado por su traición, por los paparazzi que él soltó sobre mí. Todo era su culpa. Mi cuerpo se sentía vacío, hueco. Las
-agregó la doctora, con el ceño fruncido-. Es inusual par
los fragmentos de memoria. Lo último que recordaba eran las luces intermitentes, el dolor y la voz de Bruno, íntima con Belén. La traición era una herida s

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