vista d
atados, exigiendo respuestas a un crimen que no había cometido. Su furia era una bestia salvaje e indómita, desatada por la última me
n filo aterrador. Metió el cambio, acelerando, dejando la ciudad atrás. El camino se oscureció,
abeza por la ventana, vomitando bilis sobre el asfalto. El dolor
Lo haces solo para ser difícil, ¿verdad? -Aceleró el motor, el
carpado, me sacó del auto. Mis piernas, todavía débiles por el hospital y la tortura, se
mblando dramáticamente. Una pareja mayor, claramente sus padres, se acurrucaba cerca de ella, con aspect
malos! Y Eliana... ¡estaba con ellos! -Me señaló con un dedo temb
ó Bruno, sus ojos ardiendo de indig
borada farsa encajando. Había montado todo el secuestro, implicándome para sol
-grazné, mi voz ronca-.
ndo mi cara, sus afiladas uñas clavándose en los vendajes frescos de mis dedos. Una
opezando h
l acantilado! -gimió, colapsando d
u mirada ardiendo
ayudó a levantarse, su brazo envu
ecuestrados", al ver su oportunidad, huyeron. Los hombres enmascarados, en lugar de detenerlos, parecieron asentir, y luego uno se volv
u agarre. Esto no era parte del
rrada a Br
a está a salvo, ¡vámonos! -Sus ojos, sin embargo, tenían un brillo
egundo. Pero luego, miró el rostro aterrorizado de Belén, a sus
de tu propia locura. -Me dio la espalda, su brazo todavía alrededor de Belén, y la condujo
ndonándome a mi suerte. De nuevo. El último hilo
te de la empresa de Bruno, un empleado descontento que había expuesto por malversa
uinarle la vida. Y por lo que le hiciste a mi familia. -Me empujó hacia el
zotando mi cabello alrededor de mi cara. Luché, pero él era más fuerte. Miré hacia la
cayendo al vacío. Un grito primario se desgarró de mi garganta, un único y desesperado clamor mientras me precipitaba hacia
definitivo. Justo antes de golpear el agua, sentí una extraña sensación
débil y distante llevado por el viento, un sonido que atravesó el rugido del motor.
muró, fingiendo debilidad-. ¿Po
grito. ¿Había sido real? ¿Había sido Eliana? Una punz
tando el pensamiento, el sonido, la mujer, de su mente. La montaña se desvaneció en l
ock robándome el último aliento. El océano me tragó entera, un abra

GOOGLE PLAY