e vista
tado vigilando, una sombra silenciosa. Llámalo instinto, llámalo un impulso protector, pero algo en su fragilidad enmascaraba una fuerza feroz, y sabía que estaba en peligro.
lta detrás de nubes espesas. El aire sabía a sal y a fatalidad inminente. Mi entrenamie
a del amanecer, un auto de lujo medio sumergido, tambaleándose sobre las rocas
e algo pálido. Me zambullí, el agua helada un shock para mi sistema. Nad
un halo. Apenas respiraba, su rostro pálido, magullado y marcado con lo que parecían cortes frescos. Sus mano
envolví en una manta térmica, comenzando la reanimación cardiopulmonar, deseando que volviera a
nas audible, antes de volve
ria, Belén. Había escuchado los rumores, los susurros de la caída pública de Eliana
rina privado era más que un simple negocio; era un santuario. Para barcos rotos y, a veces, para personas rotas. Mis sum
espíritu se negaba a rendirse. Pasaron días hasta que la fiebre cedió, hasta que recuperó algo de fuerza. Le di caldo, le cambié los vendajes, un centinela silencioso a su lad
el horizonte, pintando el cielo con tonos
firme, encontrándose con la mí
liana -respondí, mi voz ba
una expresión contem
desprovistas de inflexión, una cruda declaración de hechos-. M
te y justiciera. Pero mantuve mi expresión neutral
ndo de sus labios-. Belén. Ella orquestó el secuestro,
n del mar. Era una historia de traición, de cru
se-. Mi carrera, mi reputación, mi bebé... -Su
la resiliencia, era impresionante. Pero incluso
viéndome para mirarla-. Perdiste lo que no valí
nuevo en sus ojos: esperanz
é, Cruz? ¿Qu
da firme-. Te fortale
escar, a remendar redes, a navegar las aguas agitadas alrededor de mi isla. Sus manos, antes delicadas, se volvieron callosas y fu
primera plana gritaba el nombre de Bruno Cohen. Una foto borrosa de él, demacrado y desaliñado, junto a un
eriódico y luego lo arrojó
plana-. Tratando de salvar su imagen. No l
angustiado -ofrecí,
bur
al, el que me da la mitad de todo. O tal vez su amada Belén está resultando ser más problemática d
aba a la esperanza se había ido, reemplazada por alguien más frío, más fuerte,
regunté, mi voz traiciona
, una leve sonrisa j
oluto. Y luego... justicia. -Sus ojos, antes atormenta

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