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Historia

Capítulo 2 Cayendo en el vacío..., otra vez

Palabras:1944    |    Actualizado en: 20/06/2021

cuerdo a qué hora me quedé dormida, luego de recibir más gritos de mis padres por no verme “estudiando para la escuela o estudiando la

porqué de seguir con él, de seguir soportando su drama y su forma de ser… Pero estar con él, esos pequeños momentos de felicidad plena que me hace sentir, es lo mejor que me ha pasado en años. No todo es oscuro, a la

llá. Mis ojos celestes son opacos, casi grises, cuando en mi primera infancia solían ser celestes como el cielo, brillosos y resplandecientes de alegría; ahora de ellos, sólo quedan fotografías. Mi cabello marrón cae sin gracia hasta mis hombros, y me río amargamente, recordando cuando de niña lo llevaba hasta la cint

fiestas, ya sea de la Iglesia, eventos familiares o de la escuela, y sólo porque me obligan a asistir. No me siento bonita, incluso cuando Vane y Dere

Mi padre está sentado junto a la mesa de la amplia cocina, leyendo el periódico con una taza de

y mi madre agacha la mirada al suelo, frunciendo los labios en una línea f

e asentimiento de cabeza, para luego pasar directo al living hacia el recibi

orche, con la espalda recostada en una de las columnas ostentosas que adornan la entrada

nte en mi garganta, sabiendo el p

me con fuerza y aferrándo

eaccionar de la misma manera, no pude exteriorizar ‒ni puedo aun‒ el dolor y la angustia tan macabramente enorme que crece dentro de mi pecho, calándo

instrucciones de ese test de embarazo, en el que salió un angustiante positivo. Mi primera reacción no fue tan alegre como la de ella, me costó dos semanas hacerme a la idea, hasta que soñé por primera vez con aquella bebé, una inmensa esperanza me consumió por

un infierno de pesadillas. Creo que por eso siempre nos apoyamos, el tenernos la una a la otra nos contiene, nos saca de esos pensamientos

cortada por un sollozo contenido— Lo siento, ya sé, pregunta estúpida

rido jardín—. Enserio lamento hacerte pasar por esto, no creí que pudiera pasar, ni siquiera debí haber quedado… —ella me da una mirada cargad

lgo frías—. No te culpes, ya habíamos averiguado que esa pastilla no tendría ef

z? —enarco una ceja conteniendo una risa, y ella

caer, y aprieta más fuerte mis manos—

os, inyectados en preocupación—. No logré ir a una primera consulta antes, ni siqu

se escuchan unos pasos acercándose desde dentro de la casa, y con rapidez nos separamos y nos limpiamos las cara

spetuosamente mi amiga ajustándose la

e algo de beber —mi madre sonríe radiante con su típica expresión de madre perfecta

dan con la organización de las festividades, las colectas quincenales y los talleres recreativos que la Iglesia ofrece. También son u

os pidieron para la clase de historia —se excusa dando torpes paso hacia

n? —curiosea mi madre con un d

durante la clase hoy —ella asiente y con una sonrisa despide agita

puerta con llave, y guiarme hasta la cocina en donde

vuelve a verme con sus ojos irritados, reflejando que anoche estuvo bebiendo de más otra vez—. ¿Cuántos días más piensas

e es secundada por el agotamiento—. “Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que

da del uniforme de su trabajo—. Ya me voy a la oficina, hazme el favor de comprar la cena —mi padre levanta la mirada con molestia y sus típi

e de la oficina, como siempre decías cuando te ibas por ahí con otros tipos?! —mi madre se achica en

uendo del golpe en la mesa retumba en la casa que parece estar

n, que me castiga con un

. Los odio a los dos, por obligarme a vivir todos los malditos días estas situaciones, este odio y supuesto amor que se tienen. Siempre discutieron delante de mí, incluso con violencia física constante. Y lo peor de todo, es que cuando De

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