img Cassiopeía Orwell y la piedra filosofal  /  Capítulo 4 02. La tan esperada carta de Hogwarts y el vidrio que se desvaneció. | 30.77%
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Historia

Capítulo 4 02. La tan esperada carta de Hogwarts y el vidrio que se desvaneció.

Palabras:4701    |    Actualizado en: 13/07/2021

transcurrido diez años desde que Regulus Black la había dejado a cargo de uno de sus mejores amigos, aunque esto, ella claramente no lo sabía. Porque para el resto d

rte, ella misma entraría a dicho colegio ese mismo año. La fecha era 19 de Junio de 1991, esté día en específico era muy especial; ya que era el cumpleaños número once de la pequeña Cassiopeía Snape. Y que gracias a

icos brillando cuál faroles navideños—, ¿Cómo es el Callejón Diag

a estaba a punto de sufrir un ataque respiratorio—. T

en el campo de entrenamiento del castillo con la escoba. Cassiopeía salió de su pavor cuando su padre, que no se le conocía por ser un hombre tan paciente y seguramente, verla tener un momento tan gryffindor le daba migraña. Se recompuso y tomó los regalos que le ofrecía su padre. Cuando le quitó el papel al primero, revelando a una Firebo

y tomó el sobre entre sus tem

is Orwell Drak

mer piso, bajo el

morada del Maestro Po

ARTS DE MAGI

Percival Wulfric

, Primera Clase,

de

Sup

n Internacio

ita Orwell-Dra

aza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por fa

mienzan el 1

echuza antes d

rdialm

a McGo

irec

le mentiría. Él la amaba y siempre le decía la verdad, por más dura que está fuera. Sus ojos azules eléctricos se alzaron hacía el homb

table—. Iba a decirte la verdad cuando cumplieras los diecisiete, pero con la llegada de

avos reales de su tío Lucius Malfoy junto a su primo Draco, en el jardín de dicha familia. Nadie pensaría que esa niña que tenía un episodio de magia accidental, era la que lloraba

us Snape, con nerviosismo en su voz—. Cassiopeía Or

pe al ver a Cassiopeía Orwell a punto de explotar, parecía que la niña no lo escuchaba. Las cosas dentro de la casa empezaron a levitar a su alrededor, Severus Snape le supl

us Snape, apuntando a l

raparla entre sus brazos y le cargo hasta el piso de

beso sobre la frente, mientras corr

nto, Cas

la puerta—. Lo hice por tú bien,

jando a la niña desmayada en su cómoda cama. Pen

tenías esa edad, Cygs—dice Sn

iopeía era y siempre sería la verdadera heredera de Slytherin. Y nadie, ni siquiera Dumbledore o el Señor Tenebroso, podían cambiar eso. Dejo a la niña en la habitación, sin saber está que su destino era mucho más grande lo que ella m

☆☆☆

ente diez años desde el d

a su sobrino en la puert

levaba en los mismos jardincitos, iluminaba el n

era casi exactamente el

de hacía diez años. Sólo las fotos de la repisa de la chimenea eran testimo

con gorros de diferentes colores, pero Dudley Durs

ando su primera bicicleta, en un tiovivo en la fer

La habitación no ofrecía

a allí, durmiendo en aquel momento, aunque no por

a era el prime

¡A levantar

n sobresalto. Su tía ll

irección a la cocina, y después el roce de la sartén

ito. Había una moto que volaba. Tenía la curiosa s

olvió a

levantado?

respond

Y no te atrevas a dejar que se queme. Quiero que

y gi

has di

esde el otro la

a, n

ó lentamente y comenzó a buscar sus calcetines. Encontró un par debajo d

r y entró en la cocina. La mesa estaba casi cubierta por los regalos de cumpleaños de Dudley. Parecía que éste había conseguido el ordenador nuevo que quería, por no

jercicio, excepto si conll

atraparlo muy a menudo. Aunque no lo parecía, Harry era muy rápido. T

flaco y muy bajo para su

oda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dud

r verde brillante. Llevaba gafas redondas siempre pegadas con cinta adhesiv

a era aquella pequeña cicatriz en la frente, con

daba haber preguntado a su tía Pe

de coche donde tu

a dic

as pre

ar si se quería vivir una vida tranquila con los Dursley. Tío Vern

bramó como s

que Harry necesitaba un corte de pelo. A Harry le habían cortado más veces

la manera, por todos lados. Harry estaba friendo

ía una cara grande y rosada, poco cuello, ojos p

cía a menudo que Dudley parecía un angelito. Har

mesa los platos con huevos

o. Entretanto, Dudley co

sombr

do a su madre y a su padre—.

lo de tía Marge. Mira, está deba

iete entonces —dijo Du

venir un gran berrinc

más rápido posible, p

intió el peligro, por

ando salgamos hoy. ¿Qué te parece, pich

Parecía un trabajo difícil para

dré treinta y

y nueve,

tía P

nte en su silla y cogió el regalo

n rió ent

que vale, igual que su padre. ¡Bravo, Dud

esembalando la bicicleta de carreras, la filmadora, el avión con control remoto, dieciséis juegos nuevos para el ordenado

noticia

ado una pierna. No puede cuidarlo. —

amigo a pasar el día a un parque de atracciones, a comer hamburguesas o al cine. Cada año, Harry se quedaba con la señora Figg, una anciana loca que vi

ni

ra qué

ía que debería sentir pena por la pierna de la señora Figg, pero no era fácil cuando recordab

llamar

ió tío

Vernon, ella no

ella manera, como si no estuviera allí, o más bi

algo así co

... tu amiga... cómo

n Mallorca —respondió

dejarm

speranzad

isión, para variar, y tal vez incluso

ó como si se hubie

ntrar la casa en

casa —dijo Harry, pe

oológico —dijo en voz baja tía Pet

evo, no se qued

gritos. En realidad no l

retorcía la cara y gritaba, su madre

llores, mamá no dejará q

exclamó, a

que... él venga! —exclam

do! —Le hizo una mueca burlona a H

, sonó el timb

s, ya est

, un momento más tarde, el mejor amigo

dr

cho con cara de rata. Er

dley les pegaba. Dudley suspendió su fingido llanto de inmediato.

y, junto con Piers y Dudley, camino del zoológico po

ero antes de salir tío Ver

cercando su rostro grand

o: cualquier cosa rara, lo

a hasta l

nada-dijo Harr

n no le creía.

extrañas cerca de Harry y no conseguía nada

etunia, cansada de qu

dejó «para ocultar la horrible cicatriz». Dudley se rió como un tonto, burlándose de Harry, que pasó la noche sin dormir imaginando

e antes de que su tía lo cortara. Como castigo, lo encerraron en la alacen

ntro de un repugnante jersey viejo de Dudley (marrón, con manchas anaranjadas). Cuan

ado como un guante a una

bía de haberse encogido

rry no fue

nido un problema terribl

Dudley lo perseguía como de costumbre cuando, t

ibieron una carta amenazadora de la directora de

. Pero lo único que tratab

cena) fue saltar los grandes cubos que estaban det

salto. Pero aquel día nada iba a salir

lón de la señora Figg, con su olor a repollo. Mientras conducía, tío Vernon se quejaba a tía

favoritos. Aquella mañan

o locos esos gamberros —

delan

oto —dijo Harry recordando

ue iba delante del suyo. Se dio la v

OTOS NO

a remolacha con bigotes. Dudley

acen —dijo Harry—.

sley aún más que las preguntas que Harry hacía, era que hablara de cual

. Los Dursley compraron a Dudley y a Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego, como la sonriente señora del puesto preguntó a Harry

ba la cabeza y se parecía notableme

ucho tiempo. Tuvo cuidado de andar un poco alej

cercaba la hora de comer, no empezaran a practicar

lógico, y cuando Dudley t

o y Harry tuvo permiso para terminar el primero. Más tarde, Harry pe

largo de las paredes. Detrás de los vidrios, toda clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se des

ey encontró rápidamente la serpiente más grande. P

r ganas. En realidad, estaba profundamente dormida. Dudley permaneció c

ueva —le exig

l vidrio, pero la s

nuevo —ord

os nudillos, pero el an

quejó Dudley. Se alejó

al vidrio y miró inten

i

ro, sin duda se habría m

de gente estúpida golpean

e tener por dormitorio u

la puerta para despertarlo: al menos,

y lentamente, levantó la cabeza hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los de Harry.

ó de nuevo a la serpiente y también le guiñó un ojo. La serpiente

rigió a Harry una mirad

esto cons

través del vidrio, aun

era oírlo—. Debe de s

e asintió v

e dónde vienes?

el pequeño cartel que había cerca d

strictor

bonito

con la cola y Harry leyó: «Este es

tonces nunca has

la cabeza, un grito ensordecedo

URSLEY! ¡VENGAN A

EER LO QUE E

ontoneándose, lo m

dijo, golpeando a Ha

fue tan rápido que nadie supo cómo había pasado: Piers y Dudley estaban inclinado

e quedó boquiabierto:

el momento se arrastraba por el suelo. Las personas que estaban en la casa de los reptiles gritaban y corrían hacia l

á voy... Gra

ptiles se encontraba t

. ¿y el

Adónde ha id

se disculpaba una y otra vez. Piers y Dudley no dejaban de quejarse. Por lo que Harry había visto, la

do en la pierna, mientras Piers juraba que había intentado estrangularlo.

ba hablando. ¿

sta que Piers se hub

Estaba tan enfadado q

o decir, antes de desplomarse en una silla. Tí

No sabía qué hora era y no podía estar seguro de que los Dursley estuvieran dormidos.

años desgraciados, hasta donde podía acordarse,

ar haber estado en el coche cuando sus padres mu

pago cegador de luz verde y un dolor como el de una quemadura en su frente

sus padres. Sus tíos nunca hablaban de ellos y, por

uando era más pequeño, Harry soñab

rlo para llevárselo, pe

lia. Pero a veces pensaba

onocieran. Eran desconocidos muy extraños. Un hombrecito con un sombrero vi

re, tía Petunia se los había llevado de la tienda

bía saludado alegremente en un autobús. Un hombre

alle y se había alejado si

te era la forma en que p

Harry trataba

que el grupo de Dudley odiaba a aquel extraño Har

o gran relato, las vidas de ambos niños, protagonistas de nuestra historia; estaban

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