img Cassiopeía Orwell y la piedra filosofal  /  Capítulo 5 03. El famoso Callejón Diagon. | 38.46%
Instalar App
Historia

Capítulo 5 03. El famoso Callejón Diagon.

Palabras:5009    |    Actualizado en: 13/07/2021

a cama estaba bien tendida y ni siquiera había un solo rastro de la niña que habitualmente dormía en esas cuat

r Sn

cidí ir sola, ya que usted no es mi padre y no tendría por qué acompañarme a real

D. S. (Cassiopeía Metis O

has palabras. Podría haberse embriagado con Whiskey de Fuego o reportar su desaparición a los Aurores. Pero, decidió hacer la más efectiva; ir al Caldero Chorreante y tr

escapista, nadie lo hacía enfure

hecho la tarde anterior, para experimentar y en cuánto supo que dicha poción le había funcionado; se preparó temprano en la mañana, para salir del barrio londinense hacía el Cald

ncontraba el Caldero Chorreante, escondido cómo siemp

.. Que todavía no tenía, Cassiopeía se dio un golpe en la cara a causa de la frustración por su propia estupidez. ¿Cómo era posible que se hubiera olvid

¿no es así? —preguntó, una

deada en su alargado rostro. A su lado, se encontraba un chico unos centímetros más alto que el primero, de ojos azules, cabello rubio oro y con ropa parecida a la de su amigo; au

bía que se necesitaba tener una varita para poder

rrastrada—. Te ayudaremos a entrar. Mi nombre es Brian Lestr

se abriera, revelando todo un pueblo mágico. Había miles de tiendas, desde librerías, artículos para Quidditch y lo más importante, la tienda de varitas Ollivander's, para al fin obtener dicho objeto. Aunque, sabía que primero debía ir al Banco de Gringotts, a retirar parte del dinero que sus padres le habían dejado en su

a? —preguntó Matt Burkes, sostenién

a niña, mientras Brian Lestrange; se tapaba la cara c

s. Está chillaba y gritaba que la soltara, dando patadas y en un punto, hasta mordidas. Hasta que, Cassiopeía tuvo

incipio, enana —dijo Matt, mien

la suficiente valentía cómo para darle un pisotón a Matt Burke

r, chicos —dijo Cassiopeía,

que se armó de valor para traspasarla. Vio a miles de duendes, trabajando en banquillos y atrios altos. Fue hasta el que se encontraba al final de un largo pasillo; mientras tembl

ro —pidió, o mejor dicho ordenó

ojos entre cerrados y el

a, por favor —pidió,

illo las tres llaves y

an el duende abrió los ojos com

—dijo el duende, un tanto nervioso—. Iré a hablar

n duende con anteojos y cabellera entrecana

s Slytherin? —preguntó el du

jo la niña pelirroj

al —respondió, mientras hací

s antigua y alejada de otras familias. Cassiopeía iba un tanto nerviosa, era la primera vez que hacía algo cómo esto y para empeorar la situación no tenía idea de cuánto

. Apiladas en grandes torres. Cassiopeía quedó estupefacta por segunda vez ese día y a

s dos, señorita Orwell-Drakonis Slytherin? —preguntó

ada cámara —dijo la niña, provocando que a

guntó de nuevo el duende, un tanto p

o estoy —espetó la

a siguiente, sacaron la cantidad correspondiente y se fueron a la última. Después de sacar la cantidad que la heredera de las casas Orwell Drakonis Slytherin había pedido. Salieron de los túneles en dónde se encontraban y Cassiopeía sa

? —les preguntó, de man

le respondió Matt, cansinamente—. Pero, cómo me has

gar en dónde estaba hacía medio segundo atrás, ignor

as para Hogwarts y de paso, puedes decirnos tú nombre —dijo Brian,

ijo, omitiendo deliberadamente sus otros

isa encantadora—. Te acompañaremos a la tienda de Madame

que seguía Burkes, dejando a Cassiopeía en tercer lugar. Caminaron unos cuántos tram

explotarle el corazón, era emocionante

preguntó Lestrange, sonri

te su atención, era prácticamente de la altura de Cassiopeía y tenía unos lentes redondos, el pelo le iba para todas direcciones y estaba un poco encrespado. A su lado, estaba un niño de cabello platinado, que Cassiopeía reconoció al ins

hí enfrente está mi primo Draco Malfoy y no quiero que esté me vea porqué les dirá a mis tíos y cómo que e

de su casa y que cuando veía potencial con respecto a poder en una persona, no se detenía hasta que dicho sujeto alcanzaba todo lo que se proponía. Sabía que la mirada calculadora en los ojos de Matt sólo podía significar una cosa, estaban viendo a su primer y única alumna. Desde el curso anterior, tanto Matt Burkes y Brian Lestrange; junto a Natasha (Gryffindor, segundo curso) y Lucille (Ravenclaw, segundo curso) Bagshot; acompañadas por Niko Dolohv (Slytherin, segundo curso), Alex Mulcillber (Hufflepuff, segundo curso), Walter Scamander (Hufflepuf

rdo, te

nte—. Pero, no importa en qué casa quedes; debe

u cuerpo; mientras que Matt fingía ver unas túnicas de gala. Cuando vio que el platinado salía de la tienda y que el chico de lentes también se iba, suspiraron aliviados... Hasta que, Rubeus Hagrid; el guardabosques de los terrenos de Hogwarts, vi

l pobre chico en un fuerte abrazo—. Que gusto verte

t —dijo, trayendo al otro,

Matt, con su típi

estado

dulce—. Por cierto, quiero presentaros a Harry Potter; querido

erlos —respondió Ha

Potter—replicó Matt, con una

rian, tratando de que no sé notará su nerviosi

cas esparcidas cómo polvo para hornear, junto a unos ojos azules eléctricos que brillaban por la curiosidad que le causaba el gigant

Harry la miraba, con un brill

do sus pensamientos —. Esté de aquí es Harry,

emblando de los nervios. Y sus miradas se cruzaron po

un rubor brillante cubriendo sus pál

ctricidad recorriera su columna vertebral. Por la cara de Harry, él tenía exactamente la misma sensación; no supieron cuánto tiempo tuvieron sus m

l —respondió, con las mejillas

xtraña—. Nos encantaría quedarnos a charlar, pero debemos irnos

con su típica sonrisa bonachona—.

arry Potter, con sus o

Cassiopeía, con una pequeña sonr

Ollivander's, el creador de cualquier tipo de varita. Cassiopeía sintió la emoción reco

remos —dijo Matt, queriendo ev

ompañaríamos hasta dentro de

y formuló la palabra "traidor" con sus labios. Brian

—preguntó Cassiopeía, un poco molesta p

niñata altanera —le respondi

ta hacía la ofensa de Matt—. No entiendo cómo alguien t

tras está se resistía con ahínco. Al entrar al lugar, Matt se encontraba hablando amenamente con Ollivander, que lo veía con cierto apreció e

tros—dijo Ollivander, de forma fluida y sin ninguna vacilación en sus palabras, entonces volteó hacía el otro chico en la habitación—. Ma

e, quitando su tercer apellido de manera co

hacía la trastienda a buscar una caja con la primer varita de prue

tela —ordenó Ollivander,

án al mismo tiempo. Se escuchó un audible bufido de indignació

—dijo Cassiopeía, u

ones tuyas —le responde

orio —replicó Brian, mirando a

stantes —canturreó, con una

de atrás y volvió con otra caja, la s

a ordenar, con

osión que provocó un desprendimiento de una parte del techo d

licó Ollivander, medio impresionado; ya que ninguna de l

arte Brian y la vergüenza infinita de Cassiopeía, el dueño de l

ve, por favor —pidió Ollivander, inte

exactamente en el lugar en dónde se encontraban sus acompañantes. Haciendo que ambos chicos, a

o Ollivander, sacándosela de las manos

con delicadeza. Cuando la niña tuvo el objeto entre sus dedos, sintió cómo sí una corriente de poder saliera de su cuerpo y flu

lo reacciona a la voluntad de su dueño. Espero que le dé un gran uso, señorita Orwell. Sólo una vez he oído hablar de otra varita

usted, Cassiopeía Orwell-Drakonis... Después de todo, Salazar Slytherin hizo cosas increíb

ti —dijo Matt, con malicia, aunque; también intentando desv

Brian, con frustración—. Deja

por ir refunfuñando contra Matt, no pudo

ducadamente, tratando de

eía Metis —replicó Severus Snape, con su típico tono ronc

everus la sujeto por los hombros y los desapareció a ambos. Luego de un instante, se materializaron dentro del Ca

?, mi cabeza hubiera colgado del Ministerio de Magia si te hubiera ocurrido algo. Albus Dumbledore fue a nuestra casa en cuánto escapaste, las protecciones de la casa le avisaron que saliste sin mi compañía. El mismísimo ministro Cornelius Fudge vino a la Hiland

ancia, la altanería y su valentía se habían esfumado para dar paso a lo que e

—dice Cassiopeía, con

ó sus brazos, para recibir a Cassiopeía entr

lágrimas de la niña—. Te prometo la mascota que

r, sabiendo que Severus Snape la seguiría. Al volver a la pared, se encontró con la familia Malfoy,

Malfoy, con su característica costumbre de arrastrar las

melosa; aunque sabiendo que

Manor en navidad, deberás ayudar a los elfos domésticos en las cocinas. Y vet

—. Cassio ya dijo que lo siente, ¿no podrías repens

ento dentro del castillo, te firmaré el permiso para que puedas tener

su tía Narcissa intentó intervenir; pero, sabía que cuando se le metía algo en la ca

y Blotts —intervino Severus, para salvar a la niña—. N

s que Cassiopeía le sacaba la lengua disimuladamente. Snap

peía? —preguntó Snape, esperando que la niña c

peía, provocando que Snape se ahogará co

s libros basta con 300 galeones, lo que te quedé de la compra de los libros y el pago de tú mascota junto a su co

seguir el paso apretado de Snape. Pararon después de un tiempo,

Severus, mientras la niña sacaba la car

neces

disponer de un ejemplar

ntario de Hechizos

de la Magia, Ba

gica, Adalb

ciones para principi

hongos mágicos

iones Mágicas,

os y Dónde Encontrar

na guía para la autoprot

os en los estantes mientras canturreaba una canción de las Brujas de Macbeth, bajo de las grandes escaleras al escuchar ruido en la entrada. Cuando vio que un hombre de nariz aguileña, vestido compl

preguntó, mientras dejaba un

engo a retirarlos; porque lo

chica fue hacía la trastienda y regreso

e el paquete con una sonrisa; mientras esté ase

s pasos y llegaron a la tienda de mascotas. Cassiopeía entró con entusiasmo, buscando entre los pasillos la sección en dónde se encontraban l

elinos. Snape arrugó la nariz al ver que se trataba de los asquerosos felinos, aunque;

untó el murciélago de las mazmorras, esperan

de la niña. Así que, fue hacía el hombre que atendía la tienda de mascotas y

ía la tienda—. Los gatos son conocidos por ser caprichosos, pero

extra por la comida para el nuevo integrante de la calle La Hilandera, sa

e la casa, bajo la atenta mirada de halcón de su guardián. El sol empezaba a ocultarse, era 20 de Junio de 1991 y mientras Severus Snape se encerraba en su despacho a corregir trabajos, Cassiopeía abría uno de sus paquetes y sacaba Una historia

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY