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Historia

Capítulo 3 NATHANIEL

Palabras:3375    |    Actualizado en: 25/08/2021

d es que aquí era muy difícil serlo. Pero no para mí. Aunque era un hábito que tuve que adherir a mi vida a regañadientes, resultaba que ahora era

r las miradas nerviosas y el encogimiento de hombros que trataban de ser ocultas deba

a lo que estábamos acostumbrados. Lo había visto desde el momento en el que bajó del auto acompañado de aquel gran hombre que siempre iba con él a todas partes, le dio ciertas indicaciones que hizo que este solo asintiera sin decir ninguna palabra y se

cerca de la mesa para después sentarse

cho? —dije automática

gullo quitándose los guantes de piel dejándolos sobre la

dije evadiendo aquella pregunta que sabía perfectamente que no le interesaba del t

la aquella máscara mientras apoyaba su espalda sobre el r

pe que había mucho dinero de por medio, no era la primera vez que trabaj

bo a este desviando la mirada por la ventanilla mirando hacia la calle, sin dejar de mirar por

siempre volviendo a mirarle a los ojos, percibien

lones. Ja

er

mis labios volviéndolo a dejar sobre la mesa, pero

a de su abrigo la cajetilla de cigarros y sacaba uno colocándolo

a mesa entrelazando estas sin dejar de mirar cada una de sus acciones mientras este sacaba el encendedor y pr

bajo a un estúpido que pueda hacerme perder tal cantidad —dijo sin mirarme guardando el encendedor y la caje

sí piensas

has perdido

casi después de un año que llegué a la ciudad. Era una ironía que la gente que más tenía dinero era la que siempre andaba buscando más y más, sin nunca tener su

, había investigado sobre él antes de comenzar a hacerlo, sabía que este mundo podía tornarse peligroso si no lo hacía con las personas correctas. La verdad es que no había encontrado mucho más que era dueño de dos casinos en Nueva York, uno en Las Vegas y uno en Los

o. Entrecerré mis ojos mientras este trataba de averiguar qué era lo qu

hacer mi cuerpo hacia atrás imitando su ac

. Metió la mano dentro de su abrigo y sacó una carpeta dejándola en la mesa. Sin despegar mi m

con que el que Stone había apostado una fortuna y

der borrar aquella sonrisa, como si ya pudiera ver el dinero entre sus manos—. Viene

tras tomaba de nuevo el café y daba otro sorbo s

stador de su lado —dijo despre

que no es m

lo era, nadie

n cuatro ocasiones —justo cuando dijo eso vi unas cuantas hojas

i un novato de

s veces ha

ng

leer toda información, le dedic

a apoyar mi espalda sobre el asiento mientras

te el quince

volviendo a incorporarme un poco hasta inclinarme lo suficiente para colocar mis manos entrelazadas sobre la mesa, sin dejar de mirarle notando co

—dijo

vez mirándole mientras

ntic

o era estúpido y sabía como aprovecharme de aquella situación. Había tratado a Stone años para saber hasta que punto accedería por mi trabaj

de dólares —dijo casi riendo, pensa

ara él fueron eternidades, pero para mí solo fueron segundos. Después de dar una larga c

llegando un poco más

como aprobación a

días —me

ue había estado en el mostrador minutos antes. Jus

libre de fumadores —dijo co

ió como si aquello no le hubie

en la carpeta sin importar si había dejado alguna marca de ceniza en los d

abrigo la colocó en la mesa y la deslizó hasta mí sin apartar

a el chico y le dedicó una sonrisa de esas que yo ya conocía que sabía que para cualquier otra persona hubiera sido amable, para mí era falsa—. Una disculpa... —se detuvo e

r cierta pena en su rostro, quizá pensaba que l

omar del café dando otro sorbo, el chico miró la colilla del ci

ucación con su mirada esta vez en direcci

l fin de que este se fuera y en efecto, este lo

ya se encontraba cruzando la acera para ir hasta su auto donde su guardaespaldas lo esperaba. Cuando levanté la mirada por el cristal de la ventana no lo miré, aquello me extrañó así que miré hacia la puerta. Noté que este seguía ahí de pie, junto a la puerta mi

cabeza. Siempre que miraba a una mujer lo primero que trataba de analizar eran sus acciones y las palabras que salían de su boca, con ella me había sido casi imposible no contemplarla de

bre esta para poder escuchar lo que hablaba con el chico que an

mis padres, ¿Thiago no te lo dijo? —dijo l

maleta con ella. Volví a mirarle de pies a cabeza, no de una manera morbosa, sino que trataba de buscar algo que

, me preguntaba que era lo que la había hecho sonreír, o más bien quién. Miró hacia afuera y detecté cierta preocupación en su semblante, el cual fue reemplazado cuando

er

mirada. Tomé el vaso de café llevándolo a mis labios y dando un sorbo sin dejar de mirarle. Me sostuvo la mirada sin mostrar ninguna señal de miedo y yo me mantuve firme. Hasta que frunció el ceño y arrugó la nariz como forma de enfado, aq

de la segunda hoja, pero no podía concentrarme. Cuando la pequeña campana de la puerta volvió a sonar automáticamente subí la mirada hacia la puerta y vi a Jack sosteniendo la puerta mientras la chica le sonreía

era yo. Jack se acercó a un señor que se encontraba en las primeras mesas cerca de la en

de nuevo, pero, la cafetería y

rraba la carpeta y tomaba una servilleta limpiando l

e sea parte de mi trabajo —bromeó a lo que yo s

alto, quizá un poco más que yo lo cual

cabeza indicando al mostrador y después a la puerta por d

táctica que había aprendido durante los años para hacer que

cliente a trabajador —dijo casi riendo mientras

negando y relamí mis labios, aquel g

hace la mayoría de las

quello fuera bastante extraño que un cliente pregun

o y después negó carcajeando, miró hacia el mostrador por unos se

o sin borrar aquella sonris

nombre era Val

es una

no es un

hace carcajear por unos segundos, pero no lo hice, solamente

or mi mente pasara que estaba haciendo algo más que solo responder a mis preguntas, igual no era algo q

o hacia la puerta mientras vo

sonreí sin poder evitarlo, había funcionado aquello para que me c

mí, volví a dar otro sorbo al café sin dejar de mirar aquel pun

antes de alejarse por completo se giró y me miró—. Casi siempre viene los lunes

el letrero a 'cerrado', di un sorbo más al café mientras me levantaba y tomaba la carpeta en mis manos junto con la servilleta con la que había limpiado las cenizas. Me

ombre y una sonrisa de la

í dejando la carpeta en el asiento del copiloto. Encendí el auto junto con la calefacción y esperé unos segundos ahí pensando en lo que dentro de dos días pasaría. Ganaría y me lle

do aquellos documentos, el día siguiente pasaría rondando por la c

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