el. Aquella casa que en un tiempo perteneció a sus abuelos no le traían buenos recuerdos de su adolescencia. T
r las escaleras, encontrándose a su derecha un interminable pas
n, respiro profundo, soltó su vestido y con manos temblorosas sostuvo la perilla de la puerta, con un leve movimiento notó que ésta se encontra
los ojos vendados, pies y manos atadas. Una mujer de perfecto cuerpo y cabellos azabache suplicaba por su vida ante
ente dirigió la mirada a la entrada de la habitación, detuvo los movimientos de su mano
boca, busco lentamente la mirada de aquel sujeto, y lo único que alcanzó a ver fueron sus ojos. Uno
e aquel lugar, pero antes de llegar a las escaleras
arás de mi