Un claro sonido retumbó por la habitación. Fue Lucinda, que con su mano, abofeteó a Olivia en la mejilla, frente a Debbie que estaba quieta allí sin expresión alguna.
Desahogar su cólera no parecía saciar la ira de la mujer. Recogió un plumero y se lo lanzó a Olivia.
"¡Augh! ¡Mamá!". Cuando el plumero le golpeó la espalda, Olivia gritó de dolor.
A diferencia de cuando actuó débil, indefensa e inocente frente a todos sus compañeros de clase, en este momento, sus verdaderas facetas mostraban que era mala y obstinada.
Sebastian se frotó las sienes con resignación, al ver todo lo que pasaba justo frente a él. Nunca interferiría en cómo su esposa educaba a su hija.
Debbie se conmovió al ver a su tía quien siempre la había favorecido. A ella le dolía el corazón cuando veía a Lucinda decepcionada y con su corazón roto. 'No importa', pensó. 'Ya han castigado a Olivia'. Al ver a su tía levantar el plumero de nuevo, la joven intervino y le impidió ir más lejos. "Tía, ya has golpeado a Olivia. Creo que ya sabe qué es lo que hizo mal ahora".