Debbie recuperó el sentido cuando escuchó esas palabras.
Tenía los puños apretados con tanta fuerza que las uñas se le clavaron en la palma, pero respiró hondo para tranquilizarse.
Luego, le dirigió una sonrisa amable. Sus ojos seductores hicieron que el corazón de Carlos latiera más rápido.
"Mil millones de dólares", anunció ella con los dientes apretados.
Dudaba que ese hombre realmente le diera esa cantidad.
Y efectivamente, Carlos se quedó atónito.