img Kassia: La asesina de Héroes  /  Capítulo 6 La tempestad del oso | 31.58%
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Historia

Capítulo 6 La tempestad del oso

Palabras:3236    |    Actualizado en: 28/07/2022

e había ido a la cabeza producto de la incómoda posición en la que se encontraba pero eso parecía no imp

taba y solo se encontró con una espesa vegetación y grande

Preguntó la bruja.— Sé que r

ue nos queda por hace

logró golpear al Assasin y este molesto la soltó bruscamente, casi tirándola con desdén. Al por fin es

a sus ojos y no pudo evitar tragar en seco. Después de todo, nun

resalían de su labio inferior, interrumpió la vista de Kassia, lev

erto desdén, como si n

de la realeza, Martin?—

segundo al mando, respondió a la pre

manera y la hizo reaccionar. Se encontraba tirada en el suelo, cerca de un árbol, pero al ver a su hija al otro lado del campo, siendo maltratada, enseguida el miedo en sus ojos reaccionó, tran

ta adornando sus labios pintados de rojo, sosteniendo con fuerza el rostro de Maeves cont

de salírsele de las cuencas. Empezó a gritar y a forcejear con más fuerz

cierta pena pero nadie hablaba ni hacia algo. Después de todo solo se trataba de unos simples NPCs de un juego que se sup

.— Ordenó Martín, con u

o si estuviese mal d

tupida NPC, no es una persona de verdad.

ntes. Lágrimas caían de sus ojos como agua.— Por favor, no hablen así de ella... Ella siemp

s NPC eran personas muy reales con diferentes personalidades y sueños como un humano del otro mundo. Prueba de todo ello era ella misma, que

madre igual de maravillosa que su madre anterior, y eso er

a Kassia en el aire.— Nunca dejo de sorprenderme de este juego. Los programadores se esfuerzan m

ritó ella nuevamente

uñetazo en el estómago que le quitó todo el aire que g

tan fuerte que sus puntos vitales bajaron casi un 50%. Si recibía otro seguramente su cuerpo actual no aguantaría mucho y

ves la cual no dejaba de forcejear contra la

llo de sangre salió de su nariz y el escozor en su mejilla dolía demasiado. Sus estadísticas vita

ían desprendido. Ahora mejor que nadie, era testigo de lo fuerte que era u

absolutamente n

proteger

ablos le su

r q

do con las manos en las caderas.— ¿No dijiste que solo los que

debajo de su mentón con expresión p

su rostro y son

atar a una persona no fuese nada del otro mundo. Los ojos enrojecidos de Kassia se abrieron c

o, creo que eres el más factible para encargarte de ella.— Ordenó hacia el Ass

do hacerlo yo?—

angre con tu magia.— Explicó Martin de inmedia

y soltó a Maeves de mala gana, permi

. Aún no se había recuperado del golpe pero

ola a levantarse. Esta gimió aun adolorida y con sus mano

s sus fuerzas pero su lucha era inútil contra él. No le costaba m

nción. Maeves la miró y sus ojos se h

dominaba, pero aún así no dejaba de pensar en el bien de su hija mientras la arrastraban por el suelo.— Por favor, se los suplic

olo podía llorar impotente. No quería ver lo que estaba a punto de suceder, pero no podía retirar la mirada. Est

tón que superaba diez veces su tamaño. Desenvainó la katana corta que colgaba en su espalda baja. Era una hoja

nzó a suplicar. Era consciente de lo que

n que mi niña vea esto... Por favo

un tanto molesto y chasque

lamando a alguien en particu

vestida con túnicas de sace

y la tal Petra no tardó en obedecer. Corrió hacia la

riste adornando su rostro y cerró los oj

ente. Recuerdos de momentos que había compartido con su madre, desde la primera vez que la vió cuando nació e

os y transformados en algo muy doloroso. Un extraño sent

tenía en este mundo. ¿Por qué le sucedían estas cosas? ¿Por qué Dios se empeñaba tanto en hacerla sufr

es j

re soy la

ansada d

ya ba

do que la mano caiga de sus ojos, justo cuando la espada de Kihito caía, cortando el cuer

de pies a cabeza, como si le hubie

cuerpo de su madre caía lentamente al suelo, sin dejar de observarla

entras que la barra de vitalidad encima de su cabeza disminuía alarmantemente rápido, y hasta que llegó a

rto defin

o cuando por fin Petra la soltó. Sus ojos azules, aunque no estaban muertos como

ta pena lo ocurrido e incluso hablaban de que era muy cruel lo que habían hecho. Los

.— Es solo una maldita NPC, un personaje no jugable, una IA creada pa

s puños cerrados a ambos lados d

ntervino Arianna con los brazos cruzados.— Si no eres capaz de separar

a divertirse como todos los demás, pero esto ya no era divertido en absoluto. No po

s llamó la atención

n cierta lentitud, haciendo un raro ruido parecido al sonido de l

las puertas se abrieron, provocando que la s

ente de aire se liberó al exterior, atrayendo un repugnante olor a humeda

o.— Protestó Ari

oco.— Eres un puto genio Martín.— Le grito a su segundo al mando, d

tín luego de recuperarse del golpe.—

su enorme hacha roja de su mismo tamaño encima de sus hombros como si n

s cosas fantásticas que se encontrarían. Para ellos, completar Mazmorras era lo mejor del mundo y lo más emocionante. Al ser un gre

doble. Muchos gamers profesionales hasta se volvían millonarios, y solo jugando juegos de computadora... o de realidad virtual, que eran más cost

la cabeza, avanzaron hacia el interior de la Mazmorra, dejando atrás el

r mancharse de rojo por la sangre. Se acercó a ella y levantó su cabeza para colocarla encima de sus muslos. Cerró

enidera tormenta. La lluvia cayó con fuerza encima de la niña, pero eso a ella no le importó. Solo po

nte doloroso. Envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo inerte, y

y maravilloso del mundo. Siempre le cantaba canciones de cuna muy hermosas que jamás había esc

iempre le cantaba y empezó a mecerse para adelante y para atrás, sin dejar

liberarse de la peor forma. Todo su cuerpo tembló y sin poder aguantarlo más gritó con toda

e la hizo temblar de odio y furia. Su grito se volvía cada vez más grave

r haberla violado

creerse superiores sol

traído a otro infierno no

mundo entero. Ya sea su mund

pedazos, acabar con todos,

ta

ta

ta

a veng

aré.— Siseo entre dientes, con una voz llena de ponzoña.— ¡Los mataré!—

ns que la miraban con hambre y ojos lascivos. Muchos sonreían mostrando sus afilados dientes y vestían con armaduras rústicas de cueros y armas que seguramente habían r

roducirse. Los números que podían a

re en el camino. Los Goblins se disponían a acercarse a ella pero al ver que se adentraba al interior de la Mazmorra, retro

lins ultrajaran el cadáver de su ma

os que pudo de la entrada. Se quedó varios minutos observánd

rlo todo, cada

on para luego obtener la fuerza neces

los a

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