img El secreto de la sumisa  /  Capítulo 5 La segunda tarjeta | 23.81%
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Historia

Capítulo 5 La segunda tarjeta

Palabras:2760    |    Actualizado en: 12/10/2022

ITU

UNDA T

labrejas tan raras. Si le llego a preguntar por el nombre del ministro de cultura o de economía…bueno, ni os cuento cómo me hubiera puesto, ja ja ja, no, no vayáis a creeros que le menosprecio ni nada por el estilo, es solo que me pone de los nervios su pacorra y la limitaciones que él mismo se ha autoimpuesto desde crío, sin contemplar otras posibilidades o actividades, claro que yo, tampoco era entonces la más indicada

y una faldita negra larga, y discretita y una blusa blanca, un poco pasada de moda la verdad, pero no había más. Un bolsito negro, el de batalla que lo llamo yo, no por usarlo mucho, si no porque lo saco, cuando voy de chulilla por la calle, je je. Pero antes puse la tele y miré a ver si ponían a la tarde un capítulo de “Mátame que me enamoro”, es que estaba, ¡madre, cómo estaba el nene protagonista!, y la pobre Lucía Medellín de los Remedios, que era una pobre desgraciada que tendría que ser la dueña de la mansión de ”Los Robles Rojos” y se lo habían quitado todo, pero todo, dos hermanastros terriblemente malos que la odiaban y la despreciaban. ¡Y sí, tuve suerte!, lo ponían a las cuatro menos cuarto, que Antonio echaba la cabezadita en la habitación y los nenes no daban

co espada en mano a rescatarme de la vulgaridad, llegó un ogro rugidor que me encadenó a sus velludas muñecas de por vida. Menos mal que tengo dos nenes que son como dos ositos, guerreros ellos, pero dos ositos de peluche. El sol jugaba a esconderse entre las nubes y

de duques arruinados como el duque de media luna, de “Mátame que me enamoro”, que no tenía ni un euro el muy malote y sin embargo fingía ser un ricachón, de esos que van dando propinas millonarias. Hay quién dice que no, pero se aprende mucho en los culebrones, que os lo digo yo. Recuerdo que una vez salió un convento, donde guardaban una reliquia de Santa Eulalia y cuando fui a verlo, que estaba en el

esea la

jeta y le dije que iba de parte de Adrián Guevara. Mañana os lo juro voy a ir a

arte del señor A

venga conmigo se

r señora le doy una lec

de seis mujeres y dos hombres comían por decir algo, porque comer, lo que se dice comer, la ve

la mesa número seis. Enseguida vi

nera tan absurda eso seguro, pues vaya modales…un tío guapísimo, demasiado diría yo para no ser gay, llegó y de su antebrazo co

de una dama debe apoyarse levemente en el borde de la mesa. Y en contra de la popular creencia de que estirar el meñique es refinado, créame es de mal gusto y demuestra poca sofisticación, es mejor que los mantenga dobladitos. El cuerpo debe estar en posición recta y la vista atenta a recorrer

ada, me iba dando cuenta de lo rudimentaria que es la mal llamada educación popular. ¡Pero si éramos unos puñeteros patanes!, me fue, con suma paciencia colocando la

aber manejar e

a, le aseguro que sabrá en poco tiempo

cesa de Asturias, me dio unos ánimoooossss!, me puse todo recta en mi silla dora

dad de esas que los hombres atractivos se vuelven para mirarlas. Descubrí que piropear era vulgar y que los que realmente sabían seducir hablaban en vez de gritar cosas que sonrojan a las damas, que yo ahora empezaba a ser una dama. Estuve dos horas y media y al salir respiré como nunca antes. Un trocito de ”La Tere”, se quedaba hoy allí adentro. Dana despuntaba como una mujer elegante y distinguida sin pretensiones, digna de pertenecer a…la alta sociedad. Eran las dos y cuarenta y tres

es que se siente chico y me muero. Odia el color rosa, no le van nada, pero que nada, las muñecas ni gordas ni delgadas, ni rubias ni morenas, ni del todo a cien ni de marca, y solo pinta con sus acuarelas, que me lo pone todo patas arriba. Una vez hace un año, o así, le compré una Barbie con un vestidito rosa palo, con brillitos en el top, qu

pues eso. Me pasaba algo así. Se me pasó todo cuando empecé a ver los c

liquidez, que si no las deudas le iban a llevar a la cárcel. Ahora salía mi Julián, tan guapote él, ¡pechote de lobo que tiene, uf! Te mira y te pones roja. Lucía perdida en el bosque y Julián que la buscaba llamándola a grito pelao, pobre mujer, si es que no le pasaba nada bueno. Pero lo mejor estaba por llegar cuando…mi móvil vibr

mí y elegía una salsita de roquefort y rosas, para untarla despacito en una tosta diminuta y mordisquearla, como si fuese una ratita presumida. Menos mal que nadie me podía ver, que si no…la

prenda hija, que estás

te te vas a morir de envi

á?, inquirió Alex,

e hacer los deberes. ¡Mira que estos nenes son el d

ha habido

habido te

Si no va directo a lo que van los

tema hija!, es que esto va de otra cosa muy

mos que no sé a qué te refieres con raritas

…pero no, que

o no me lo expliques, te

afetitos que los vamos a necesitar. Anto

as Sombras de G

que esto es

e se ponía formalita ella, que estaba como un

alsa rosa en el mantelito impoluto, y manchándome los morros de tomate, que me quitaba un amanerado camarero…en fin

te imagino y…ja ja ja , no pasa

e decidía no contarle

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