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Historia

Capítulo 7 Ave fénix

Palabras:2812    |    Actualizado en: 09/06/2023

nto así que preparó las pocas cosas que tenía antes de casarse con el príncipe y las mandó a trasladar a la casa “La perla Azu

taba que pudo haber sucedido pues él nunca avisaba de

al palacio y escapaba por las noches. Se había obsesionado en ir a la playa y se quedaba horas sentada en la orilla solo sintiendo como la marea subía y mojaba sus pies. —Yo solo quiero una explicación ¿Sabes? -Dijo mirando al cielo en

vería más en ella y ella se aferraba a esa idea para escapar. Volvió a la casa y se escabulló

*

erregno y él no estaba ahí para tomar la corona, el primer ministro se tornaría contra Elisa y contra él. Pero cuando su recuperación fue casi completa, lo

A la mañana siguiente, cuando se levantó y vio el cielo gris y frío de Darmid, estando en su país, sintió una inmensa e incontrolable felicidad. Estaba en casa y aho

r el tiempo. Estaba en casa, estaba en su lugar. —Te pediré un carro y te llevaré hasta la casa “La Perla Azul”. -Dij

que tiene motivos para querer m

prueba en su contra, aún. Necesitas descansar y tomar la coron

emanera. Un cabello casi dorado y una risita que le sonaron

playa en una forma que no era nada digna de una princesa. Jugaba con los niños del puerto y disfrutaba de la vida.

presencia. —Pide el taxi, iré a casa. –Kyle hizo lo que su amigo pidió y tras pagar un vehículo de alquiler subieron, aunque dieron órdenes de no moverse hasta que Elisa regresara. A

to. ¿Han conseguid

su equipaje para hacerlo entrar en la casa. Ahí vio a su mujer, daba algunas órdenes mientras pedía que llevaran

rtenencias que él tenía en esta casa cuando solía qu

le gustaba que así fuera. Su vida era cómoda, segura y tan predecible como una máquina perfectamente calibrada. Había tenido un año esperando, y al final aceptó su destino. —Señor. -Elisa se volteó al ver a su mayordomo hacer una reverencia. No se había dado cuenta que John la veía en sus labores. Había pasado tanto

abía cambiado

al menos así lo leía en los libros de geografía. En aquel momento lo supo, porque el hombre que tenía ante ella reconoció muchos aspectos de aquel contine

lugar desconocido sin voltear a verla cuando le imploró que se quedara. Había vuelto a su hogar convertido en un hombre completamente diferente, t

rarle y le vio tensar la boca, aquel minúsculo movimiento confirmó la terrible sospecha que comenzaba a cobrar cuerpo en su mente con más efectividad que cualquier palabra. —¿Qué hac

isa

... Bonita. Se veía preciosa con su cabello largo y en semirecogido con algunas peinetas, su vestid

le pertenecía a su señor. Lo vio caminar para acercarse a ella y sintió un vuelco en el corazón por el miedo de que podía pasar ahora con ella. Había creado muros de hielo alrededor de s

casa, están… -No quería decirle que buscaba su independencia. Quería

tuvo que preguntar. —¿Qué cambios hizo la señora en la ca

buscar unos papeles que pertenecieron a su padre y ya que él usa

ivió aquí. Ahora entiendo por qué escogió “La perla Azul” como resid

servirle? -John quería saber que plane

cesa? No paso por alto el hecho de que no estaba en la casa de

sarlo. No quiere tocar su asignación gubernamental co

peraba que Elisa hicie

algo más

las habitaciones donde esté mi esposa, y por fa

estudio y vio que muchas cosas suyas, Elisa las había mantenido como las dejó. Lo

formó que su habitación estaba lista fue a quitarse la ropa del

–El mayordomo asintió y en cuanto el ama de llaves tuvo lista la bandeja de comida ella accedió a llevarla. Para su mayor sorpresa, él estaba en el cuarto q

a habitación dejándolo solo. Él estaba desconcertado aunque no sorprendido de su actitud, pensó que era más que comprensible su reacción después de su partida. Las cosas entr

tá b

ba su herida comenzó a limpiarla y a suturar de mejor manera m

dormirme. Además o

ión. Ella miraba la herida sintiendo su corazón latir con fuerza. —Dile al médico que ha pas

na bala falló en el objetivo, me impactó... Dios... –Elisa escuchó eso sintiendo el peso en su pecho.

erá limpiar la herida, un sirviente

ctor y fue a ver a John. —¿Una bala? ¿Tu vida está en peligro? -Record

darse en la cama y ella se acercó a ac

tengo invitados. Pediré que te suban una bandeja aquí. ¿Alguna petición para tu cena?

está bien. Elisa

. Si es sobre la casa, yo no pienso quedarme demasiado, estoy buscando mi propio camino y lugar, y si es sobre mí, ahora mismo pediré qu

on Elisa? No la rec

r hablarle en

fue un sirviente quien llevó la co

or y la señora Weston. Son

las náuseas dejó la comida y se recostó nuevamente.

o or

para dañar su vida y sus planes, y con ello al reino. Pero ya que había visto la muerte cara a cara sentía que no podía confiar en cualquiera, Elisa era su amiga, o al menos lo había sido, y solo podía confiar en ella. Cuand

hablar

ab

—Quiero que seamos un matrimonio. –Mejor decirlo rápido antes de que se arrepintie

laro con tus palabras y tus acciones. Mis cosas fueron llevadas al otro

isa

que volvió, señor. Sé que es su casa y respeto que esté aquí,

isa, hasta ese momento. Al haber visto a la muerte de cerca pensó en su mejor amiga, en que la extrañaba y que podía ser el marido que ella quería y se merecía. Pero

a, y para ser sincero, él sabía que no tenía derecho de exigir nada cuando él jamás le conced

ejos que ahora no

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