Marc
urante todo el fin de semana por ti. ¿Qué te gusta
no te dejaba ser bueno conmigo. Demuéstrame un poc
uesta y lo que s
emos entonces —Ell
ad? — me
aciéndose mundos en tu cabeza. Nunca di
ojar su
su silencio —Así te seguirá sucediendo, te quedar
sustarme? —
sentir miedo — l
ría cómo explicar lo que miraba en ella. Pero podía jurar que no solo era odio lo qu
listar — es
ente. Yo har
ía ni a dónde iríamos, pero estaba con
enos había comido algo. Me marché tras ella irse, no sin antes acar
nces darme un baño. Tenía que demostrarle a Eileen q
qué me pasa. Yo mismo temo por lo que esto
n ninguna otra mujer.
sacar esos pensamiento
a tocaron
disculpó la chica del servicio — Pe
Ya voy, qué apr
stá en la
le respondí
posento para
puerta — me repr
dije mirándola sobre la cama, cub
mis l
rbujas de agua sobre su piel. Sus pestañas estaban moj
rte. No tengo qué poner
cio no te trajeron...
uada para salir
nces ¿Qué haremos? — actu
, por Dios, ponte lo que
sin gracia. No saldré fea
y te verás hermosa. Por eso
, no esto
oco — le re
tu armario
ncontré
de mujer allí, no encont
e haya llevado puesta una de tus mujerzuelas. Solo quiero
ovocarme, lo
rme una camisa blanca de seda tuya —
para tener mi aroma. Puedes tenerlo
iró, se puso de pie y me pasó por el frente. Salí
sta el closet mientras yo me recosté de la pue
la y con su mano me hiz
ito ve
me, te recuerdo —
e quedarte conmigo. Ahora acepta que utilice tus c
almente por su
e así tomes las cosas — salí del cl
negué con la cabeza. Tener una
as, unos lentes de sol y algo con lo que p
ntro de ellas, que te manden... y cómo l
manos, unas gafas de sol de mi co
mi camisa. Tan solo ajustó los primeros botones de la prenda como para tapar e
los llevó a su cabeza usándolos d
onerte la cr
mis cosas — antes de
ha gustado la idea de tener un esclavo
los l
la palma de mis manos y froté en sus piernas suavemente. Tenía muy buenos mus
te mi tacto — la miré a los ojos
plan — me
na de sus piernas
casiones te haga temblar las piernas... pero es
ar lo fuert
os? — le
mos — a
s muy bonita — ella me miró y sonri
erla hacer
ahora es mía — añ
, listos para enfrentar lo que nos esperaba en e
s, esta vez, había encontrado algo más que solo un juego de seducció