o

s más sin caerme. La gelatina es sólida en comparación con el estado de mis piernas. No sé cómo he sido capaz de encontrar las fuerzas para sacar mi ge

cón de su boca mientras nuestras lenguas se entrelazan. Mi cuerpo excitado, ante tal fantasía, no advierte la madera y me golpeo en e

están creados para pecar—. No, no puedes cautivarte de un hombre así. Error, Sofía. Grave error si lo haces.

que me quedan unos minutos antes de irme a trabajar, me pongo frente al ordenador, un segundo después estoy con

isa de que tengo un nuevo mensaje sin leer. Deduzco de quién se trata, pero hasta que no llegue a la of

aguas y una visita. Hugo aprovecha la baja actividad y se dedica hacer algunos recados pendientes. Re

perar a que llegue el modelo, cabreada por te

como él solo. —Las risas de los presente

ien pregunta

r cuándo le has

s entre ellos. De golpe todos se callan, al girar la

iones, intenta hacerse

acer de conocerla anoche

o que hace al mirarme,

mariposas. Despejo la mente de lo que haría con él y prosigo con desprecio—. ¿Podemos

concentración está puesta en exclusiva en el moreno que, de vez en cuando, me mira de reojo. En ciertas ocasiones, debo ignorar los fall

a. Sus andares me confirman que sabe mover la cadera. Tardo poco en comprobarlo, en una de las ocasiones desvío

arle al modelo cómo se han de mover las caderas. Su compañera de baile no es que las tenga demasiado sueltas. Me

tacones dudo qu

e bailas toda la noche con ellos»,

añera hasta que el DJ opta por cambiar de canción. Al comprobar de reojo que tengo toda su atención, comienzo a menear las caderas mientr

nosotros. Decepcionada al ver que mi estrategia no funciona, le doy la esp

no tengo la atención de Oliver. Unos finos dedos rozan mi cintura y provocan de nuevo el revoloteo en mi interior. Me dejo arrastrar por la calidez que despren

veriguar si es tan buen bailarín como parece, no me decepciona. Con cada canción mi cuerpo se excita al sentir el suyo tan pegado. Llegado un momento, pierdo el control de mis emocione

anterior pareja y sin pensa

e a mí y te qued

nico que deseo es alejarme de él antes de q

ada por sus sedosos dedos, excitada regreso a la mesa con el resto.

madrugada, ante la irresponsabilidad de conducir en nuestras condiciones, optamos por pasar

ie se digna a preguntarme qué deseo hacer, mi intención es comprobar si Oliver está en casa y pasar la tarde inmersa en el juego y encerrada en mi cuarto. Es m