img Seduciendo al señor Maxwell  /  Capítulo 2 ¡Mi jefe está gritando! | 5.26%
Instalar App
Historia

Capítulo 2 ¡Mi jefe está gritando!

Palabras:3223    |    Actualizado en: 04/03/2024

ítu

cita que tenía con el señor Maxwell esta noche. Miré rápidamente el reloj de pulsera que decoraba de una manera elegante y su

xwell Electronic. Hacía cuatro años que trabajaba para la compañía, entré a trabajar gracias a una amiga que también laboraba aquí, y a

e juntas. Su mandíbula se hallaba tensa, mientras que su ceño ligeramente fruncido me hacía darme cuenta que l

Damián era un jovencito sociable, sonriente y respetuoso que hacía sentir a todos en un ambiente cál

encima de mí, hoy llevaba puesto un conjunto azul marino que le hacía

s y definidas y ni hablar de su escultural cuerpo de Dios griego, lo ha

familia; si bien, Damián era el orgullo de su madre, pero también su dolor de cabeza, y es que al señor Maxwell le

rada seguía al frente, apenas entramos a su oficina, cerré con cuidado la puerta de la enorme habitación, el pel

mangas de la camisa que llevaba puesta hasta la altura de sus codos. Sus dedos penetraron las hebras oscura

reguntó arrugado sal

emoviendo mis pies de

e hizo doler el estómago—, ¿Qué es esa cosa que llevas puesto? —señaló mi cara mientras

ncié el nombre de la súper modelo con la que mi jefe sostenía una aventura, obligándole por primera vez a mirarme a los ojos—,

la oficina del presidente de esta compañía.—¡Si no traes a Rosaura esta noche al hotel Montecristo, date por despedida!—, mordí mi labio infe

sobre la misma posición que tenía dentro del lugar desde que llegué, mientras que mis manos

trabajar para Damián Maxwell era casi un infierno. Su temperamento fuerte y la forma tan ruin en

ncendieron mi coche mientras agregaba al GPS la dirección de la residencia de Rosaura Hilton. Al llegar al edificio Athenea, un grupo de h

a mujer. Miré una vez más mi reloj de pulsera y maldije al darme cuenta que faltaban tan solo

puesto un vestido rosado de látex que se ajustaba perfectamente a sus caderas y pronu

biendo un poco de coñac. —pe

una mesa pequeña de cristal. —Se te dará una villa comple

urbadora se dibujó en sus perfectos y carnosos labios, —¿Cuánto vale? —corrió h

cayó en teoría, la rubia se acercó para tocar la carpeta con los papeles de propiedad, p

idamente un esfero y firmó el do

peso de la ley… No tiene permitido llamarlo ni saludarlo, si por casualidad lo encuentra en un evento social donde ambos hallan sido convocados, solo ignórelo. No

odelos…—mi ceño se frunció,—escuché que la polla de Damián es

erré los ojos para volver a tomar mi post

léfono para marcarle al aboga

interestelar… No tenga contemplación y arruine su carrera para siempre…—Rosaura se tambaleó al escucharme hablar con el abogado del señor Maxwell, pero caminó detr

preguntó la rubia una v

asará a ti si lleg

**

tir por ser un viernes por la noche, se deslizo por toda mi garganta, impregnándose así con fuerza en todo mi cuerpo. El ritmo de la

junto a las chicas a la pista de baile. Mis amigas, al igual que yo trabajábamos para la compañía d

de un evento traumático que quebró su vida para siempre. Hace tres años, su hermano mayor y él viajaban hacia Tailandia con

adres de Damián y Daniel no podían pagar. La cuestión es que en un abrir y cerrar de ojos; aquellos sanguinarios hombres, asesina

a terapia, nada pudo ayudarlo a concebir el sueño. Había pasado esos cuatros días despierto, con

ras me rogaba que no dejara a su hijo solo como las demás secretarias que habían p

os chicos me quedan viendo, pero niego al ver

ue estás pe

ándome del t

jos para atraer h

con tanta fuerza Camila, logrando q

cinco años con Callum, el hombre con quien creía me iba a casar, y sin bien, a mis veintisiete año

ara el bastardo de mi jefe, lo único que he hecho es ayudar a mis padre

er nuestro propio hogar y algunos recuerdos sobre eso no son muy gratos. Sonrío al darme

trío de amigas se devuelve hacia la mesa para sentarse conmigo.—¡El señor Paul es un imbé

rlándose

uidar de nuestros jefes…—Agregué haciéndome a un lado

r a Damián Maxwell…—Murmuró Camila, l

en toda la discoteca,—Pasen un día con el diab

razo.—¿Es verdad l

—Tengo un contrato de confidencialidad, no p

rumor…—La castaña hizo una seña con sus manos como si estuviese midiendo algo, entre tan

nde y grueso?—Masculló

podría…—Le tapé

esidente de la compañía Maxwell Electronic, se verá en la obligación de deja

que las chicas d

ociferó Camila a

calmarse?—mis ojos se medio cerraron al ver como un chico moreno, de estatura promedio

me miraron rápidament

de…—Tiré el líquido al suelo, crucé

onces…—Las chicas se apartaron para invita

una mano tosca rodeo mi muñeca, atrayendo una vez más mi cuerpo hacia el a

e las personas aquí eran amables…—Por su apariencia delicada, la forma tan fashionista en

dic

dándome una vez más una copa con

levaba puesta y que traía desde mi trabajo, se subió un poco al re

o mucho tiempo, no he tenido sexo y ni siquiera me había dado tiempo para

sus dedos se hundieron en mi muslo. El moreno relamió sus

l sentir un apretón sobre mis nalgas. El chico de ojos color aceituna me atrajo hacia su cuerpo rápidamente; su mirada y la mía se conectaron y au

s ir a m

no. Sabía que si algo salía mal, iba a amanecer al día siguiente en alg

como esto; si bien, siempre fui ese tipo de chicas mojigatas que sus novios

mis muslos. De repente, mis amigas aparecieron, el alcohol comenzó a ir y venir y

culpa de mis movimientos torpes. Brandon, junto a Camila, Carla

suelo se esta

que no sé cómo carajos terminó en sus manos.—¡¿Sabes todo lo que tengo que hacer por tu culpa, gilipollas?!, ¡¿Por qué tengo que limpiar tu desastre?!, además, he t

zó a reírse

uien h

Brandon

artando al moreno de su camino—,

la polla!—Camila, Andrea y Carla gritaron en el instante en que un fallo en la electricidad de la discoteca h

asustadas al verme

gándome mi teléfono—, ¡El diablo

a la entrada de la discoteca para así cruzar la

eo, Amaranta!—Alejé el móvil

eo, señor

resentación con los accion

porativo para su revisión, parpadeé al sentirme un poco mareada por culpa del alcohol; ingresé a mi galería y envié el vide

perando en la entrada para volver a casa. Mañana debíamos trabajar

para nuestra seguridad. Luego de mi salida de la discoteca no volví a ver a Brandon

e de la compañía Maxwell Electronic se encontraba llena el día de hoy, as

el silencio abundó el lugar, pero

jefe!, ¡Mi jef

img

Contenido

Capítulo 1 «Prefacio» Capítulo 2 ¡Mi jefe está gritando! Capítulo 3 mi verdadera pesadilla… Capítulo 4 ¡Voy a tener sexo todos los días con mi jefe! Capítulo 5 No puede ser… Capítulo 6 ¿Qué es lo que quieres Capítulo 7 Damián mismo había elegido para mí. Capítulo 8 Sentía que no podía respira. Capítulo 9 El señor Mauricio está aquí con la policía…
Capítulo 10 Voy a hacerte el amor…
Capítulo 11 Estoy enamorado de ella, pero jamás podré decírselo…
Capítulo 12 ¡¿Pero por qué !
Capítulo 13 El video de Damián y yo se había filtrado en internet…
Capítulo 14 ¡No puede ser!
Capítulo 15 Nunca le dije donde estaba…
Capítulo 16 Damián está celoso y esta será su forma de vengarse.
Capítulo 17 ¡Amelia está en peligro!
Capítulo 18 ¿quién es tu mujer
Capítulo 19 ¡La voy a matar!
Capítulo 20 Amelia…
Capítulo 21 Dios, ayúdame…
Capítulo 22 Su cara me lo dijo todo…
Capítulo 23 Te amo…
Capítulo 24 Alguien ya estaba detrás de mí.
Capítulo 25 un par de hombres que se quieren matar
Capítulo 26 porque eres mi mujer…
Capítulo 27 Sin que nadie se dé cuenta…
Capítulo 28 Estoy a punto de perderlo todo…
Capítulo 29 Mauricio nos traicionó…
Capítulo 30 si algo sucede quiero que sepas que te amo…
Capítulo 31 No te muevas, hoy yo te haré el amor…
Capítulo 32 Mauricio le había disparado a Damián…
Capítulo 33 Claro que disparé…
Capítulo 34 Celos, amor, sexo y mentiras…
Capítulo 35 Carajo…
Capítulo 36 Damián, esto no te lo puedo perdonar…
Capítulo 37 Final
Capítulo 38 Epílogo
img
  /  1
img
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY