img Seduciendo al señor Maxwell  /  Capítulo 7 Damián mismo había elegido para mí. | 18.42%
Instalar App
Historia

Capítulo 7 Damián mismo había elegido para mí.

Palabras:3132    |    Actualizado en: 04/03/2024

ítu

do sentada sobre el sofá de mi propia casa. Las manos calientes de mi jefe tocaron mi rostro, pero en e

una mujer le hacía un desplante como este, más sin embargo y siendo

i vagina. La sola idea me hizo estremecer, pero no de una buena manera, ¡¿Qué carajos estaba haciendo

erraron sobre la carne de mis muslos. Lo escuché suspirar profundamente, como si la lujuria

imprudentemente los labios carnosos del presidente de la compañía Maxwell Electronic sobre mis muslos. Sus ma

ernas. Mi cuerpo dio un respingo al recibir sus labios fríos sobre mi piel sensib

gras de su cabello—, señor Maxwell, ¿Qué hace?—, pregunté abr

usando, sus ojos se veían oscuros y algo poseídos; Damián rel

ás sin embargo mi jefe acercó un poco más su rostro hacia mi vagina y susp

as tan vergonzosas—, Amelia, ahora voy a rodar un poco tu braga para probar, ¿de acuerdo?—M

él; una de sus manos apretujaron uno de mis pechos, mientras que la

su fuerza alzó mis glúteos hacia arriba. Maxwell se arrodilló para

ración golpeó mi centro, pero terminé enterrando mi cabeza en el espaldar d

con su lengua y luego de eso todo se volvió blanco para mí. Mis gemidos inundaron

en miles de orgasmos. Mi pecho comenzó a subir y a bajar,—Señor…—Susurré pausadamente ya que mi cuerpo estaba sufriendo una extrañ

mpañía más grande de Estados Unidos se iba a asear en mi humilde baño. Mis piernas me obligaron a levantarme, y corrí hasta un cajón

de baños al escucharle entonar aquella pregunta, como pude me giré para mirarle a los ojos—, ¿pretendes que viaje hacia mi edifi

río mirando hacia su lado derecho—, lo siento, no pensé con claridad, yo…—De repente, el

decoraban su rostro.—Señor, ¿Qué es lo que hace?—pregunté al recibir sus toscas manos alrededor

la vergüenza que sus palabras me provocaban—, ¿por qué jamás vi esta par

modelos, ¿crees que alguna vez fijarías tus ojos sobre alguien como yo?—No pude evitar comenzar a reír—, no estudié en una universidad de élit

obre mis caderas—, ¿Crees que eres menos que ellas

maquillaje y de la ropa que usaban, tú mismo me dijiste que me deshiciera del collar que Charles me había regalado

entir las lágrimas es

ir claramente—, yo… Yo lo lamento…—Y sin previo aviso se adentr

. Como pude corrí hasta mis cosas para huir de aquí; más sin embarg

—¡Señor Maxwell!—, grité empujando la madera de puerta, pero no funcionaba. Mis piernas corrieron hasta e

nte de la compañía Maxwell; mi respiración se volvió agitada al

ra hacerlas reposar sobre mis muslos, como pude alcancé el pote de antidepresivos de mi jef

falta de sueño…—Sus manos rodearon mi cintura—, nece

s pesta

tan c

uelo para ayudarme a levantarlo, con algo de dificultad abrí la llave de la

.—¿Está bien así el agua?—Cuestioné midiendo la temperatura de esta—. Lamento no tener aquí los aceites que usted usa, pero…—Su mano tomó

arme un po

ace poco en el supermercado. Luego de un rato el señor Maxwell salió del baño con mejor semblante gracias a los medicamento

uego verle tomar el líquido caliente con pausa. Las mejillas del pr

dormir

mejilla

o en la sala...—Me levanté para buscar algunas cobijas, más sin em

par de veces la almohadilla del sofá

abrieron con exageración al verle

deante y evitando mantener el contacto visual conmi

rminé maldiciendo cuando mi mirada y

jos luego de un largo minuto de silencio.—Eres una chica inteligente,

gando, señor Maxwell?—, sus ojos se

cosas bonitas

as hebras negras de Da

de él se aferrara a mi cuerpo.—Otro día comenzaste a tirar las cosas de tu oficina y un jarrón golpeó tan fuerte mi cabeza que estuve hos

z quisiste

con quien quería casarme me había fl3diobo y por nada del mundo podía vol

aberte colocado

dice tocó

i trabajo, aunque tus burlas constantes sobre mi físico me dolían mucho… Amaba usar labial rojo, pero te bu

s se ce

ias, ¿

ir…—Suspiré ho

erd

antó rápidame

entrada, aunque tuvo que detenerse cuando su cuerp

ejé acostado sobre mi cama. Sus ojos se cerraron delante de mí y apagué las luces al da

e su apartamento y de prepararle algo de desayunar, el señor Maxwell log

media de la mañana, ya que a las ocho debía

una pequeña bolsa negra y frunció el ceño apenas se lo di—, tu colchón me dejó con dolor de cuell

su espalda tan erguida

er sexo con usted, señor…—Respondí tajantemente

aletas—, esta noche habrá una fiesta en la un

?, ¿f

igues siendo

vez más hacia mi habitación junto con el

a; Pedro nos recogió en la entrada de mi edificio y nos llevó hacia el aeropuerto

nos administrativos de university central Florida, nos llevaron hacia un enorme auditorio

es del lugar, la directora y otros altos mandos de aquel prestigioso instituto le dieron la bienv

entre los jóvenes, es más, si alguien algún día se diera cuenta de lo sádico y perverso

comodé su corbata para que por fin pudiera subir al podio. Algunos alumnos se levantaron p

en este lugar con ustedes, a mis treinta y seis años de edad, y luego de una larga lucha por cumplir mis sueños,

licitándolos por cumplir sus metas de vida; rodé los ojos al presenciar como un grupo de chicas a

bio de ropa para la fiesta que la universidad Central de Florida estaba otor

o un perfecto traje de tres piezas de color azul oscuro que resaltaba el color precioso de sus ojos. Su cabello lacio se en

l rojo que me estaba aplicando en los labios sobre el

de una marca de lujo justo en el toca

an muy suaves, así que no se me co

…—Intenté dárselo,

en mis manos, sin embargo mi corazón comenzó a latir co

servar el collar de per

dos gruesos y larga sostuvieron las costosas p

né retrocediendo al observar clar

urré intentando quitármelo, pero el empresario tomó mis

la cabeza lo dijo?!—, sus manos tomaron mis hombros g

rrieron tod

, Amelia

ermosa

punto de

merece e

labio i

o, s

ser venerada como

star el cierre de mi zapato; cada vello de mi piel se e

miá

me

mpresa, entró a la habitación sin ni siquiera tocar; la mujer nos quedó

ando por encima de ella y dejándonos completamente solas. La chica bajó

ia la zona de baile del hotel,

son la imagen de mi empresa—, la asistente y yo asentimos con la ca

l sentarse en una mesa con otros hombres poderosos al igual que él. Con una enorme s

img

Contenido

Capítulo 1 «Prefacio» Capítulo 2 ¡Mi jefe está gritando! Capítulo 3 mi verdadera pesadilla… Capítulo 4 ¡Voy a tener sexo todos los días con mi jefe! Capítulo 5 No puede ser… Capítulo 6 ¿Qué es lo que quieres Capítulo 7 Damián mismo había elegido para mí. Capítulo 8 Sentía que no podía respira. Capítulo 9 El señor Mauricio está aquí con la policía…
Capítulo 10 Voy a hacerte el amor…
Capítulo 11 Estoy enamorado de ella, pero jamás podré decírselo…
Capítulo 12 ¡¿Pero por qué !
Capítulo 13 El video de Damián y yo se había filtrado en internet…
Capítulo 14 ¡No puede ser!
Capítulo 15 Nunca le dije donde estaba…
Capítulo 16 Damián está celoso y esta será su forma de vengarse.
Capítulo 17 ¡Amelia está en peligro!
Capítulo 18 ¿quién es tu mujer
Capítulo 19 ¡La voy a matar!
Capítulo 20 Amelia…
Capítulo 21 Dios, ayúdame…
Capítulo 22 Su cara me lo dijo todo…
Capítulo 23 Te amo…
Capítulo 24 Alguien ya estaba detrás de mí.
Capítulo 25 un par de hombres que se quieren matar
Capítulo 26 porque eres mi mujer…
Capítulo 27 Sin que nadie se dé cuenta…
Capítulo 28 Estoy a punto de perderlo todo…
Capítulo 29 Mauricio nos traicionó…
Capítulo 30 si algo sucede quiero que sepas que te amo…
Capítulo 31 No te muevas, hoy yo te haré el amor…
Capítulo 32 Mauricio le había disparado a Damián…
Capítulo 33 Claro que disparé…
Capítulo 34 Celos, amor, sexo y mentiras…
Capítulo 35 Carajo…
Capítulo 36 Damián, esto no te lo puedo perdonar…
Capítulo 37 Final
Capítulo 38 Epílogo
img
  /  1
img
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY