img Seduciendo al señor Maxwell  /  Capítulo 4 ¡Voy a tener sexo todos los días con mi jefe! | 10.53%
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Historia

Capítulo 4 ¡Voy a tener sexo todos los días con mi jefe!

Palabras:3056    |    Actualizado en: 04/03/2024

ítu

stro se tornó rojizo, quizás al ver la actitud extraña de mi jefe para con ella. El presidente de la compañí

o?—Vociferó el anciano hombre con una voz pot

bras para expresar mi vergüenza, ¿podemos arreglar esto a puertas cerradas?—La

a despedir a los miembros de su familia y amigos cercanos—, si Damián no se casa con mi hija, haré

de mi empresa y la ruina de mi familia…—Me par

Bakker. Mauricio, el abogado y amigo cercano

l antes de que la prensa se entere

que sucedió?—él negó y maldije por lo bajo. El pelinegro jamás había tenido una episodio tan drástico como este. Quizás haya sido el estrés d

Inhalé aire con fuerza—, oh, se me olvidó decirte, el señor Maxwell reti

tras intentaba descifr

razones era culpa de él…—Negué mientras mis ojos se abrían por el asombro, ¡Imposible! Dam

r qué me humilló sabiendo que era inocente?, bufé para mí misma al recordar lo bastardo que podría llegar a ser mi j

uscando mi teléfono—, quizás esté con una mujer, sabes que soy la única que permitiría entrar en su habitación,—sus ojos s

días llegaba con una mujer diferente a sus instalaciones, me hicieron una pequeña reverencia mientras que un pa

o despejar mi mente, pero otro ruido grotesco me obligó a abrir la puerta con demasiada violencia, más sin embargo me arrepentí rápidamente al ver una mujer

e encontraba sentado y medio desnudo—¡¿Qué me pasa?!—Sus ojos se abrieron mientras que sus manos tiraron con violencia y salvajismo las h

ntentan mantenerlo estable; por eso siempre intento tener su medicamento a la mano por si algo como esto se llegase a presentar en cualquier moment

o puedo dormir!—gritó tan fuerte que las venas de su garganta comenzar

jos se abrieron con exageración

ento del cajón del nochero. Mi jefe agarró rápidamente un vaso de agua

se hallaban pálidos y las ojeras de su rostro se veían visibleme

mi teléfono y envié un mensaje de texto a la clínica para apartar

a el edificio, Damián jamás había tenido un episodio tan fuerte como él de hoy en

mo e

io por un par

ó el episodio de ansiedad, ¿cre

gándome a mirarle rápidamente—. Tus papás se llevaron tu coc

st Village…—Mauricio sonrió ampliam

sde hace m

n tan larga con el abogado personal de mi jefe. Es más, casi nunca teníamos que saludarn

el señor Maxwell dijo que debía conseguir un

e con su mano libre tocaba libremente su mentón. Un susp

fugazmente para acto seguido volv

O

mi pregunta.—Pronunció esbozando una en

mbiente estaba demasiado

ver

se ilum

o esto porque me vay

isa se

ara de ps

enó su coch

mi labio

reír a carcajadas sonoras que llenaron

la del copiloto y no dudé en tomar

stal de la enorme ventana de mi conjunto residencial, a Mauricio, apoyando en el capó de

cia mi hogar y cerré l

jos había

**

ue ya amaneció. Desde el día sábado no tenía noticias del señor Maxw

dientes. Miré el calendario que se encontraba colgado en la puerta de madera del cuarto de lavabos y sonreí al perc

mo es lunes, el trafico en la mañana de New York estaba vuelto un

rmurar cosas a mis espaldas, más sin embargo quise ignorar

l llegar a mi piso. Todos estaban corriendo de un lado hac

regresara hacia el elevador, pero

—Hubo un silencio hasta que los ojos

a latir desbordado

—Vociferó deman

uerta detr

—, ¿Sabes todo lo que he tenido que pasar por tu culpa?—gruñó para luego golpear con fuerza su escritorio. Las fosas nasales de su nariz se hallaban anchas por la ira q

or Maxwell, aflojó salvaje mente su corbata para l

namiento, que tuve que retroceder inmediatamente—, señor, yo le juro que intenté convencerla, pero hoy me ha devuelto la pro

espalda contra la pared de su oficina. Mi cabeza empezó

traño que jamás había presenciado en este lugar. Antes de este momento, el señor Maxwell ni siquiera me miraba a la cara, solo me encargaba de cumplir con

de la nada, cuando antes, todas se peleaban por un poco de atención por parte del magnate. Algunas secretarias corrieron el rumor que Damiá

s y cristalinos y esos labios carnosos mezclado con sus brazos fuertes y esa estatura colosal que podr

ualquier mujer que el desease, pero… ¡Yo lo odiaba!, había pasado tantas cosas horribles por su culpa y ni habl

rse de su lujuria!, en sus treinta y seis años, jamás se le ha visto salir con alguien, y aunque su

well era tan grande, que ahuyentaba cualquier jovencita de sociedad que quisiese establecer una relación con él; y si bien, luego de aquel rumor algo bizarro, muchas mujeres oportunistas y de

de decir, se

entar escapar de él, pero su agarre se volvió mucho más firme,—«¡Espero que al señor Maxwell jamás se le vuelva a parar la polla!»—u

e en un momento de descuido y borrachera con mis amigas, lancé un par de palabras en contra de mi jefe sin darme cuenta que había sido grabada por

que todo lo que dije se volvió real—, ¿No se te para?—Maxwell miró para todos lados mientras me tapaba la boca con ag

r una punzada de dolor que golpeaba con movimientos torpes mi barriga. M

as la única que

estoy entend

una erección…—Ataqué mor

ominio riéndose de mí, luego de que el poderoso Damián Maxwell, no pudo parar su enorme amigo…—quise reírme, pero no pude hacerlo.—No entendía lo que sucedía, intenté masturbarme, pero no funcionó… Llam

sabía que estab

al solo escuchar tu voz al reproducir el video que por accidente me enviaste, algo sucedió… M

nas flaq

ere decir

firmado y legal, en donde las partes se comprometían a saciar las necesidades del otro por un bien común. Dinero y sexo. Da

con él, fue grosero y un completo bastardo

ojos se a

itió mis

o, no voy a tene

udor que comenzó a deslizarse por su piel.—Te daré cualquier cosa que me pidas

tura traumática que tuve con mi novio de cinco años, las cosas no estab

a para obtener lo que quiere, sus ojos se abrier

rmano menor entró

ldi

ratas d

ía una lástima que los logros de tu hermano

sta

o el sexo para

ró la boca

sabes

hora estaba en

unciona… Es por eso que tienes sexo hasta cansarte… Eres así desde que tuviste el accident

có la puerta de su oficina, pero terminó marchándose al escuc

ó chocando su espalda contra el

tar con una

l borde de su escritorio al

s enamora

xo todos los dí

img

Contenido

Capítulo 1 «Prefacio» Capítulo 2 ¡Mi jefe está gritando! Capítulo 3 mi verdadera pesadilla… Capítulo 4 ¡Voy a tener sexo todos los días con mi jefe! Capítulo 5 No puede ser… Capítulo 6 ¿Qué es lo que quieres Capítulo 7 Damián mismo había elegido para mí. Capítulo 8 Sentía que no podía respira. Capítulo 9 El señor Mauricio está aquí con la policía…
Capítulo 10 Voy a hacerte el amor…
Capítulo 11 Estoy enamorado de ella, pero jamás podré decírselo…
Capítulo 12 ¡¿Pero por qué !
Capítulo 13 El video de Damián y yo se había filtrado en internet…
Capítulo 14 ¡No puede ser!
Capítulo 15 Nunca le dije donde estaba…
Capítulo 16 Damián está celoso y esta será su forma de vengarse.
Capítulo 17 ¡Amelia está en peligro!
Capítulo 18 ¿quién es tu mujer
Capítulo 19 ¡La voy a matar!
Capítulo 20 Amelia…
Capítulo 21 Dios, ayúdame…
Capítulo 22 Su cara me lo dijo todo…
Capítulo 23 Te amo…
Capítulo 24 Alguien ya estaba detrás de mí.
Capítulo 25 un par de hombres que se quieren matar
Capítulo 26 porque eres mi mujer…
Capítulo 27 Sin que nadie se dé cuenta…
Capítulo 28 Estoy a punto de perderlo todo…
Capítulo 29 Mauricio nos traicionó…
Capítulo 30 si algo sucede quiero que sepas que te amo…
Capítulo 31 No te muevas, hoy yo te haré el amor…
Capítulo 32 Mauricio le había disparado a Damián…
Capítulo 33 Claro que disparé…
Capítulo 34 Celos, amor, sexo y mentiras…
Capítulo 35 Carajo…
Capítulo 36 Damián, esto no te lo puedo perdonar…
Capítulo 37 Final
Capítulo 38 Epílogo
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