onservaba la huella
segundo. Había pasado menos de una hora desde el incidente, pero su mente seguía pegada a esa imagen absurda y
tás escondi
. La voz lo delataba antes de que sus pasos se escucharan. Siempre hab
de la puerta y cruzó los brazos. Estab
ia sonrisa de burla-. Alfombra persa, pies mojados
orque no esperara el comentario. Lo espe
dolía
ndió, con la voz más tranquila de
: entrar como cualquier empleada decente. Por el patio trasero, sin escándalos. P
a. No después de saber que su padre -su padre, al que apenas le quedaban dos camisas sin agujeros- s
qué explicarte na
ó un paso. No agresivo, pero sí
casa, pisando mi piso, con tu tragedi
en un susurro. Y luego, con
lpe bajo, lo supo. Pero no lo ad
sonriendo con desdén-
del comedor. Para alguien que
enc
en su estómago se tensaba
ro paso. Ell
star aquí -dijo c
lo di
do el suelo entre ellos-. Frente a mí. Habl
había otra cosa allí, latiendo más profundo: un calor extraño, tenso, que no sa
ente
e. Directo. S
tengo
aba. No era la típica mirada de súplica. No era sumisión. Era c
erías tenerl
berías bajarte
uerer que se notara. Había algo en esa chica. Algo en la forma en que
atr
o lo enfure
mpulso de tomarla del brazo, de empujarla contra la pa
principal -dijo, recuperando su tono frío
Sus ojos, oscuros y grandes, no
go más. Lo mismo que
ro antes de cruzar
cara. Pareces u
rto sin esper
era vez en toda
feli
de ver algo que no
an tranquilo c
dó sola, pero
l pecho. Todavía sentía el olor de su colonia. Esa
voz. Su t
una novel
emba
bía ido
o. No sabía qué exact
de música, volvió a llenar el balde con agua y jabón. El traba
aprendido a endurecer desde q
que dijo
lo que
orma en qu
ante fugaz, ya no fu
una a
ón, tiró la camisa al s
rió de golpe. El aire fresco de
abía dejado un sabor
una empleada cruzaba la lí
con miedo ni
iera verlo por dentro
en la cara. Se apo
é le im
o una e
a
boca. E
acti
ntes.Tal vez necesitab
l ve
itaba verl