eparaba sobre la ciudad, como si la atmósfera
había callado esa semana: la amenaza de la patrona, la comida robada para Isabelita, el maldito video del ascensor que alguien se en
que lo
entrar.
en la nuca, com
o de l
anos en los bolsillos, observándola co
si las palabras resbalaran por
mpiando, sin mirarlo, fingiendo qu
nada? -preguntó,
La mopa goteaba
voz le salió rota, como si
a ceja. Su sonr
ro desde ese día en el ascensor..
. Con fuego. Con esa mezcla imposible de o
odido olvida
h,
asos eran lentos, seguros, c
uego otro, hasta que su es
staba a m
-murmuró Amelia
ero asusta
o espacio para más palabras.
a mezcla de desesperación, co
on contra los de ella c
Por un segundo su cuerpo se con
ínima, traicionera- que se había ima
ese momento. No con esa
es lo
s ojos desbordados. Lo apartó
o -estaba acostumbrado a eso en otras circunsta
atravesó co
rmuró, baja
ás lo había visto así: sin
con la mirad
tigo -repitió. Esta vez más bajo. Casi
so de la mano, temblando. Lágrimas gruesas comenzaro
l beso.
años? -dijo de pronto, con la voz quebrada-. ¿Tú sabes lo que es d
ondió. Tenía el
to de ricachón aburrido. No me pongas
pero ella levantó u
i un p
stos. Dos corazones que no sabía
. Como si el aire estuviera l
-preguntó él
la. No solo por e
nervioso. Por primera vez, no tenía una s
intención.
bia. No quería llorar delante de é
tener todas las intenciones d
ió, en s
hombros y dio media vuelta. Pero
o me va a temblar la mano en denunciarte. No soy un
ir otra vez. En su inte
. No era ego.
la c
vo que no sabí
alón, con pasos firmes aunque el
aba, una pregunt
.. por qué no podía dejar de
bor a
des
no debería habe
asiado tarde
erta del salón en c
segundos. El silencio
pias acciones le r
ababa d
arse el impulso de los labios. El beso no había sido
mo
iot
ver. Afuera, el cielo seguía igual, y en su interior
había actuado así
ado y sus ojos demasiado grandes para tanto mundo, algo
solo at
dad, rabia,
a manera en que ella lo miraba. Sin miedo
lpable, como si cada vez que intentaba
to de ricachón aburr
azón. Porque ese beso no fue un acto de ternura ni respeto. Fue
eres", había escrito
lo s
uego. Orgu
jugando co
los sillones, con el
actas. Cada una lo atra
rmiso, te juro que no me va a t
le había h
en una semana lo que él gas
staba la d
necesitab
, le provocaba una
lia aún caminaba con la cabeza más
un cobarde que no sa
esa mujer, Lucia
na pregunta. Era
ndo una líne
che de capricho ni una conquista más
era
al que
ba que la olvidara, su pe
bía b
bía h
o único que quería.
ia no había segun