img La criada y el joven heredero  /  Capítulo 7 El roce en el ascensor | 63.64%
Instalar App
Historia

Capítulo 7 El roce en el ascensor

Palabras:1329    |    Actualizado en: 19/05/2025

ba vieja que siempre dejaba rastros. Tenía el rostro despejado, el cabello sujeto en un moño bajo, pero los mechones rebeldes

o de l

su maldito nombre re

an los empleados. Apretó el botón. Miró hacia los lados: nadie. Bien. El asce

Amelia entró y sujetó el carrito con firmeza.

chó pasos. Rá

r, Luciano entró con ese aire de

na ceja levantada,

upaba la mitad. Luciano estaba tan cerca que podía oler su co

-murmuró Amelia, si

tercer piso y se cruzó de brazos, recostado con

te ascensor? Este es

-respondió ell

s la lengua muy rápido para algui

o iba a responder. No podía.

Un sonido agudo, metálico, estalló como un lamento en las paredes. Se d

movió rápido. Apretó t

guntó Amelia, co

abó -gruñó él, g

sus respiraciones, el goteo del cubo de agua, el z

iano-. Atrapado con

respondió ella

ro cuando lo hicieron, la vio. No solo la escuchó. La vio de verdad. La forma en que sus hombros

or qué casi

. -titubeó- los r

go en su expresión que se suavi

o -murmuró-. Podrías

lla-. ¿Crees que te

palmo. El ascensor era una caja de tensión. Todo olía a

o. El corazón le la

ezcla de desprecio, interés y

stinta -

egó ella, baj

demás. No me sonríes como una idi

o nada de usted,

un zarpazo. Una bar

da, como si intentara arranc

o te

lo s

elo

ó. Luego

me

dos. Un segundo más de sil

es, algo

pared, rodeándola sin tocarla. Estaban tan cerca qu

una empleada tan alt

ido a un patrón

ió. Una sonr

hora mismo. Y no

ecto a sus ojos. Sus labios e

Vega? ¿Me botaría por atrevida? ¿O me

poderosa que cualquier palabra.

piel, en los ojos, en la forma en

a temblar. Las luces parpad

como si algo expl

abrieron con

ero en salir. No la

as rodillas temblando y el

o, sonrió sin querer. Un ge

perior, apoyado en la bar

mucho tiempo, no supo

ónde iba exactamente. Solo quería alejarse. Del ascensor. De ese sil

lo. La cubeta de agua tambaleó, derramando

latía en

alcanzaba. Se dejó caer, espalda contra el mármol, y por primera vez en horas,

los

ces lo

l temblor de sus bocas a centímetros. Se vio a sí misma alzando apenas el mentó

inó bes

algo inevitable. Como una descarga eléctrica. C

al vez. O la sostendría por la nuca, con esos dedos largos y arrogantes. Ella respondería. O no. Tal vez se quedaría quieta, sorpren

eso n

nsor se

chizo s

¿Por qué una parte de ella quería regresar a ese encierro s

loca",

rado a tenerlo todo. Ella era una sirvienta que vi

sos en tu mundo, Amelia.

aún a

ho, algo se encendió. Un fuego bajo,

nte suspendido, el aire tenso,

-no sabía si de rabia, de deseo o de

que volver al trabajo. Al

el pasillo, sin que nadie la viera, una sonrisa torpe se le

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY