de rock en la pared, el despertador digital que marcaba las 7:00 a.m. Todo era real. Mi corazón
un año más joven. Las ojeras de la desesperación no estaban, la tristeza profunda en mi mirada había de
no!", gritó mi mam
, casi me hace llorar. Bajé las escaleras lentamente, asimilando cada detalle. El olor de
eyendo el periódico y sorbiendo su c
, m'ija. ¿Do
de chilaquiles rojos, mis favoritos. Comí en silencio, el sabor familiar era un ancla a esta nue
omenzado a hacer pequeñas transmisiones en vivo. Cocinaba recetas sencillas y charlaba con la gente. Era mi
o, solo había un par de espectadores. Preparé una salsa m
pareció en el chat. Un usua
y pareces una persona sabia. Mi negocio está fracasando, mi esposa me dejó... Sie
de dolor. Sentí una punzada de empat
os comentarios apar
sejos a ella? Si ape
icólogo, no una coc
r que le eches más s
un momento y me enfoqué, no solo en sus palabras, sino en la emoción detrás de ellas. En mi vida pasada, había aprendido que l
, está en tu espíritu. Lo que cocinas no sabe a nada porque has perdido la alegría. No es un pr
ilencio e
imón al final. Y mientras lo haces, no pienses en tus problemas. Piensa en tu recuerdo más feliz, el más simple. Un día de sol en el parque, una risa con un amigo. Deja que ese
, leí una noticia local sobre un hombre que se había quitado la vida en su pequeño restaurante en bancarrota. Su nombre coincidía. En mi
aron dentro de mí. "No esta vez", me
oto88" escribió: "Gr
podía usar este don, esta segunda oportunida
o se unió al chat. Mi sangr
aCuis
e usuario d
ó de repente co
qué hac
la verdadera rei
de ella, tan inoce
juegues a la cocinera!
aba a punto de c