paciente VIP que amenazaba con suicidarse. Era Evelin Bennett, u
dos años, Ben, un albañil de buen corazón al que había encontrado después de que un accidente lo dejara con amnesia. Solo
rnardo de la Torre entró, vestido con
yo no existiera y rodeó
z profundo y tranquilizador que usaba conmigo después de
sa misma promesa
a sola espectadora: yo. Me estaba demostrando que todo nuestro matrimonio, nu
habitación, sus ojos gélidos se enc
: Eres un problema q
ítu
de una mujer. No era un sonido de dolor, sino de pura rabi
iar a antiséptico y papel viejo era un extrañ
é a mi colega, Sara, que espiab
ró, con los ojos como platos-
e un cristal rompiéndose contra una
mato antes d
una silla, sosteniendo un trozo de un jarrón roto contra su propia garganta. Tenía la cara surcada de lágrima
el Dr. Morales, corriendo hacia mí. Esta
ó hacia
ente llamó. Dijeron que solo hablaría con una t
naba vagamente de las portadas
el Dr. Morales en voz baja-. El únic
n se detu
o de la
llo, bueno y me ama más que a nada en el mundo. Vivimos en un pequ
la Torre es un apellido común. Bern
río que me recorría el pecho. Era solo un no
e puso un expedi
información.
jo "Nombre del prometido", estaba impreso en l
ión. Sentí que la sangr
peuta. Manejo crisis. Respiré hondo, me alisé mi s
aunque por dentro estaba gritando-. M
salvaje de sus ojos se suavizó hasta convertirse en una vulnerabil
hacia mí y me rodeó el cuello con sus brazos,
mí como una niña, toda su actitud gritaba que había tenid
e las lágrimas con
estado tan dist
éfono, sus dedos desli
alto-. Estos somos nosotros.
traje perfectamente entallado. Él sonreía, y las arrugas alrede
mi
de pie frente a un rascacielos con el l
Para mi último cumpleaños, me compró una isla privada. Dijo
. Sentía que el suelo
Desde que regresó. Estuvo desaparecido un tiempo, ¿sabes? Dos años. Tuvo algún tipo
añ
to que llevaba
e un puñetazo. Me dejó sin aliento,
la Torre, el despiadado magnate inmobiliario. Y yo era
eció en mi mente
o a casa después de una sesión tardía cuando lo vi. Me detuve, con el corazón latiéndome con fuerza. Lo encontré incoa la clínica más cercana de un pueblo pequeño. El diagnóstico llegó
un hombre, perdido y asustado. Sentí una oleada de compasión por él. No pod
e lo llev
Ben. Como mi padr
mí, estaba tan agradecido. Sus ojos me seguían a todas partes. Aprendió todo de nu
to, tan vulnerable. Sin el peso de un pasado, era puro afecto
so de volver a casa con las manos callosas y sucias, ganando dinero para
era su sol, su luna, su cielo entero. Dijo que aunque nunca recuperara
anillo, solo una pequeña piedra lisa que había encontrado junto al río.
a emoción-. No tengo un pasado, pero sé que quier
sin dudarl
el juzgado civil. Solo nosotros
egrías sencillas. No teníamos mucho dinero, pero nos teníamos el
un "trabajo". Fue vago al respecto, dijo que era un gran p
ás reservado, menos cariñoso físicamente. Dejó de llamarme por los apodo
jo. Era su memoria regresando. Era él volviendo
fue solo una parada temporal en el c
mbido lejano. Todo lo que podía sentir era la
golpecito en el brazo-. Tienes los ojos todos rojos. ¿Está
n absurdamente iróni
rta del consultori
vel
blemente costaba más que mi coche. Se veía poderoso, imponente y tan absoluta
vi un destello de sorpresa, de reconocimiento. Luego
mirada; era una advertencia. Una orden
yo no existiera y rodeó
stoy aquí. To
tiéndose en su abrazo-. ¡Tarda
undo y tranquilizador que solía usar conmigo cuando tení
mi corazón. Me había hecho esa
ó la f
Evelin. S
ar. Me ardían los ojos, pero me
ión para una sola espectadora: yo. Me estaba mostra
us ojos gélidos se encontraron con los míos por última vez por encima del h
ueran. La habitación volvió a quedar en silencio, ex
s. Cogí mi teléfono. Me temblaban tanto las mano
a que encontré un número al
mad
al segund
o? -su voz era nítida, con
voz un susurro ahogad
cielo. Lo que
l país. Quiero ir con
una p
tu espos
Una risa amarga y doloros
va a
dejar la clínica y no volver jamás, u
té la
rdo. Habí
jo, su voz baja y despr