perfecta. Cocinaba, limpiaba, sonreía. Pero la mirada de Damián se volvía más fr
aire pesado con el aroma de puros y libros viejos. Estaba de pie junto a la ventana, con varias colil
su expresión era inespera
ja-. Creo que es hora d
as en el respaldo de un sillón de cuero, temb
s. Caminó hacia mí, con movimientos pausados, y a
nfirmó, su tacto extrañamen
el pulido piso de madera. No podía mostrarle la oleada de esperanza inesperada que
e escapar. Había huido innumerables veces, solo para que él me arrastrar
? -ronroneaba, su voz teñida
o hacia mi cuello, descansando allí
tal vez, solo tal vez,
oscuro carrete de miedo y sumisión. No p
omo un brote frágil que se abría paso a través de la
ejarme ir? -me atreví a pregun
svaneció de sus ojos. Se volvieron fríos, du
ción. Mi cuerpo se estremeció. Me agarró del brazo, arrastrándome bruscamente ha
agarre se apretó, una manifestación f

GOOGLE PLAY