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eros. Mi mensualidad de dos mil pesos, el precio por la deuda de
ier, un par nuevo, me dijo que
lar. Acababa de donar mil millones de pesos a un ala
je al chat grupal de
mil pesos al mes -escribió una de las
mascota. La humillación fue un golpe físico, y me di cuenta de
de mí se negó a
to anuncio que buscaba, un lugar del que susurr
ba de zapatos. Se t
el botón
ítu
ta de Floren
dejara que el frío que se colaba por el pavimento agrietado me helara los huesos. Pero mi me
as un susurro en el vestíb
o un pálido resplandor azul sobre su mandíbula perfecta.
mi bolso gastado-. Se están de
la piel. -¿Zapatos? Tienes un clóset entero lleno de calzado de diseñador
jillas ardiendo-. Me lastiman los pies, y algunos son demasi
llevan. Si necesitas zapatos nuevos, dile a María que te pida unos. No me molestes c
ulosamente cada centavo que gastaba, a menudo con una mueca apenas disimulada. La última
pendía completamente de él. Cada respiro, cada necesidad, cada mísero consuelo estaba atado a
ndo mi bolso con más fuerza-
do agudo. Sus ojos, generalmente tan fríos, ardieron con
aún más pequeña. -¿Mi esposa, trabajando? ¿Qué diría
os. Podría ayudar a pagarla. -El error paralizante de mi familia, la razón por la q
o el tuyo. -Se acercó, su sombra envolviéndome-. Tu trabajo es ser la señor
lia buscando empleo como una... cualquiera. -Dio otro paso, su rostro a centímetros
irada parpadeó entre nosotros, una sonrisa de complicidad jugando en sus labios. Hizo un
adas de mis zapatos raspando contra el mármol impecable. La gran res
con la calidez estéril del interior. Las luces de la ciudad se desdibujaron a través de las l
rupal del círculo social de Javier,
aba de donar mil millones de pesos al Mu
millones! ¡Qué locura!
a es solo... la esposa
nes. Para Kenia. Mientras yo no po
ecibe dos mil pesos al mes. ¿Pueden
aban comparando con una mascota. Una mascota qu
nido, citando "imagen" y "reputación". Incluso había congelado mis cuentas personales durante un mes cuando intenté trabajar como
. No quería que tuviera nada propio, nada que
vergió en una única y ardiente resolución.
lo que buscaba. Un anuncio discreto, susurrado en voz baja p
de contacto. Era esto. Sin vuel
encia se embarace? Supongo que Javier quiere u
rolaba; me estaba humillando activamente. No solo era tacaño; gasta
acto. Campos Elíseos. Esto ya no se tra
el botón

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