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Historia

Capítulo 5 Pendiendo de un hilo

Palabras:1505    |    Actualizado en: 04/03/2022

l bolsillo de la campera de gabardina, y lo tomo observando fijamente la pantalla. Su foto me devuelve la mirada, en donde sale abrazándome en aquella escapada que tuvimos hace dos meses atrás,

n preocupación desde mi lado, y bloqu

as mis fuerzas las lágrimas para que no me vean llorar

, nunca me sentí buena para él, o al menos lo suficientemente fuerte para afrontar junto a él sus pro

el coche desacelera en la Lincoln Ave para doblar en la calle Winyah Terrace, estacion

Logan, quitando la

. Es extraña la sensación de saber que harás algo grande, que tomarás al fin el control de tu vida. La opresión en el pecho sigue allí, pero un “quizás” comienza a asom

éramos como el blanco y el negro, la positiva y la negativa. Ella realmente tiene fe en este plan, en que será una nuev

e necesitamos… Y no necesari

sigue mirando fijamente hacia delante,

s se mudaron desde Toronto. No tenía amigos, nadie lo quería por su aspecto de hi

con sinceridad—. Y de no se

se gira a vernos, y sus ojos están cristalizados. Desprende una ternura y una honestidad que me

bre sus piernas, ella me abraza para contenerme, y los sollozos

asiento trasero, abrazándome junto a Vane. Así nos quedamos por un rato más, hasta que el celular de Logan suen

presuremos, que se h

esaron. Vane me da un pañuelo descartable y trato de arreglar un

ella, a lo que sólo asiento, conservando l

incluso de niñas, cuando nos lastimábamos jugando en el parque o en nuestras casas, era yo quien la con

l dolor, sino que lo fuese soltando de a poco, para poder ser feliz algún día. Nunca me quebré, no delante de ellos, las personas

ificio, que hace contraste con los demás de la calle Winyah Terrace que están remodelados y con un mejor mantenimiento. La humedad es lo primero q

medad es lo que más abunda por aquí. El ascensor tiene una cinta algo despegada con el anunciado de “no funciona”, por lo que nos dirigimos a las escaleras al costado de

piso, en donde la puerta del E está en

ue el mens

y fulmina con la mirada a Logan—. Oye, te

ecostado en la pared que separa el pequeño y desor

iga, quien asiente un poco más efusiva de lo que debería—

s las mochilas de la escuela, por lo que levanto la mía con

encias importantes l

la risa, pero Logan también me observa y nos largamos a reír, como si nada más importara.

zarse a querer ir al Bronx, más que nada porque sin un poco de d

lidad es mi forma de evadir la situación. Sigo sintiendo que esto no es re

dinero, podrían incluso vender sus ropas o pertenencias en tiendas de segunda mano. Cuando uno vive solo, a veces hay

egundos, hasta que Logan sus

n algo de dinero y ropa. ¿Pueden entra

los vecinos no nos vean llegar —comento pensativa,

ré abajo para hacer cambio de coches. Aparta a dos cuadras calle abajo para que no relacionen el coche, igualmen

, y el shock de ver la realidad

Al igual que las personas de aquí q

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