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Historia

Capítulo 6 Gaia

Palabras:1862    |    Actualizado en: 26/01/2022

smo comer a

in querer serlo, hiriente sin tan siquiera desearlo desde lo más profundo de su ser. Fue e

nte quizá. ¡Amada Gaia! Hoy estás aquí, hoy estamos aquí… para ser uno solo, par

la

ndo las extrañas criaturas que habitaban la tierra entraron en conf

estrucción se regó por doquier y, en ese momento, el Dios de los Cielos, quien había decidido no intervenir hasta ahor

n todas las razas, un pact

que todo lo lavas, lleva sus

hombres fue entregado en sacrificio, el origen de todos lo

bría más

especies, razas y poderes— a lugares alejados de lo que, en ese entonc

dieron, para ocultar su real existencia. El mundo humano avanzó e

rostro… para ver

de la historia, las criaturas, en sus nuevas

Su ira se cernió sobre la humanidad

uros de la historia de la vida en la tierra se vivió,

dido el juicio y care

rios, terrenos vagamente mantenidos. La zozobra se extendi

s se extinguieron, al tiempo que nueva

razgo en improvisadas facciones,

ndo una vieja creencia mundana, y eso trajo

e pecados capitales, un territorio para cada uno, y los seres rec

, sede de la Mesa, y único puerto neutral del pl

o, la mald

ían estas cosas, comprenderá

6 d.G. Ciudad N

lara; techos altos de yeso y con total ausencia de molduras. La puerta de

ado aquí para vivir con él y, aunque lo intentaba todo para que él se sintier

idario de que se mantuvieran alejados? ¿No los separó en primer lugar? ¿No fue gracias a él que Luke solo sufrió l

que usaban solo por protocolo, y con las manos sobre el rostro. De inme

e acercó a la cama para, sin ninguna vergüe

e no hizo ni un

ve movimiento, y colocó las manos sobre su abdomen, para

bien —murmuró con su

egarlas de su rostro, y encontrar unos ojos iguales a los s

cada lado con delicadeza, y re

será así —masculló el

isse llevó la diestra a la izquierda del pecho y abdomen de su hermano, donde los tatuajes

corona al tope, y marcos adornados y tintados del color del oro quemado, y cinco blasones, uno por c

romanos, símbolo de que él era un miembro de la quinta generación; las llamas que simbolizaban el espíritu, la cabeza del león que significaba la va

iempre le había gustado su altura, su contextura media, su espalda y hombros anchos, y poder tocar

ios de ser su hermana… algo

ada como lo que buscas —musitó el r

sus brazos en el pecho ajeno para trepar

ir bien —murmuró ella. Pe

haría sentir bien, también es lo

con su hermano era uno de los más grandes deseos de toda su vida, sabía que el

e fuese necesario para que sus objetivos se cum

uñar apenas la piel de su pecho, terminando de tirar las solapas frontales de la camis

el del varón, hasta el ombligo, y sint

, pero a ella no

en

el momento de su nacimiento, justo cuando ella iba

ro

de la parte frontal. Subió con besos por su mentón, hasta tomar sus labios, y llevó las manos a toma

—murmuró, para

spondía, pe

e suave que, poco a poco, segundo a segundo, comenzaron a aliviar la tensión, y

o se detuvo, sin importar lo que sentía venir de él, ni desde afuera de la habitación, en la planta baja, y lo sintió removerse. Él la tomó

en hastío y pesadez. Apretó las mandíbulas al sentir la zurda ajena contra su mejilla, y cómo es

ispazo de alegría y complacencia, y se preparó para entregarse a él, com

mpiar una zona al medio, lo que la hizo estremecerse en espera y delicia; los colmillos del mayor

ordida ja

paró de ella y se fue a un costado, para

nada de eso. Solo déjame en paz —soltó él,

las ansias hechas pedazos, y las ilusio

r para contradec

que personifica la Tierr

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