img Ella no supo ser Julieta  /  Capítulo 1 1. Día de San Valentín | 4.17%
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Historia
Ella no supo ser Julieta

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Capítulo 1 1. Día de San Valentín

Palabras:1910    |    Actualizado en: 25/03/2022

decidió levantarse antes de que su abuela la llamase. Su gato Vincent se estiró sobre su cama cuando salió envuelta en una toalla. Se

—abrazó a su abuela por det

sarle la mejilla—. ¿Quién fue esta vez el motivo de tu desvel

con los brazos en jarra, así que des

burla y volvió su a

ía —le recordó a su

ntió, aún sabiendo que

s tarde —le dio un envase con dos sandw

de agua y la metió a su mo

la frente y salió corriendo cuando

lajó escuchando la voz de Andrea Bocceli mientras el bus daba su característico

es; Mia era fiel amante a la tranquilidad y su admiración por el silencio era algo que d

hacía pasar por sorda-muda si

s más abajo que la ventana y disfrutó de la grata sensación que le

yendo, escuchaba música relajante, de esa

a de corazón, globos y obsequios de toda clase de tamaños, todos con el mismo fin: intentar demostrar

cado del catorce de febrero, pero la gente mediocre volvió costumbre la

ero sencillamente creía bobos a los de s

os en un papel, con la esperanza de ser correspondidos en una confusión, un sentimient

s guardó en la parte delantera de su mochila, al bajar, vio a un hombre vendiendo globos de helio en forma de corazón. Quizo com

a que pasa el tiempo. En tal caso, se haría un

aquello era una acción innata que se le daba a la perfección. Se sentó en el pupitre más aleja

atio que era donde estaban las bancas y los árboles frondosos d

de agua a un lado para sacar el envase con su desayuno y darle una mordida sin tantas vuelt

sin notar que los demás lugares también estaban desocupados. Ella lo ignoró como a todos mientras deboraba su apetitoso sandwi

mientras su atención se dirigía a su celular y a su dramática conversación con su mejor amiga,

ó por ser tan antiparabólico y nunca llevar agua consigo. Mia, al ver la auto-batalla-cam

olo dos tragos para que su garganta se deshaogase, r

e devolvió

dias, mirándolo de reojo

sentado mientras se pasaban los minutos que faltaban para la próxima clase. En la espera de que culminara el tiempo, se permitió mir

sin importar que aún faltaran como ocho minutos. Caminó rápido entre

r de esos recuerdos q

o de su falda cuando terminaron sus clases, mordió el interior de su mejilla, tomando la decisión

tó con la suerte de que en la entrada del pateón también estaban vendiendo flores

es de vuelta a su casa, pero para eso debía espera

us labios y sacó un pañuelo de su mochila para quitar la delgada capa de polvo que descansaba sobre la cerámina, también sacó las

tumba como si fuera la piel de su progenitor en vida. Aunque ya h

a blanca a su madre e hijas, así fué hasta que ya no pudo hacerlo más y de

ía como absurdas, pero su corazón se reconfortaba con la id

a blanca que quedaba para llevarsela a su abuela. Dio un pequeño saltito de

l le agitó la mano en forma de sal

te? —pregun

t as

rió mientras cami

contestó al recordar que no podía

ualando el paso de la desconocida—, sólo me ase

o se frunció ligeramente mientras intentaba ignorar la respuest

ajó el par de calles y decidió hablar cuando vio que ya h

igues? —ambos

seguro de que est

testó ella, cruz

¿Qué le importaba a él su segur

aatacó—. Quiero verlo con mis propi

o que el desconocido se mantuviera en silencio por lo menos. Pero parece

de México son muy peligrosas? —

hismo, niño —le con

elgadas cejas —Ni siquiera sa

etuvo y l

y andas siguiendome con p

o, se giró y siguió caminando sin es

ó a hablar durante el camino. Mia no era antipática, sólo era algo estúpid

aludó a su abuela que se encontraba tejiendo en

estático. Entonces Mía le dio la

untó, sacudiendo la mano haci

", agarró a su gato y se encerró

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