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Historia
La encrucijada del escorpión

La encrucijada del escorpión

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Capítulo 1 La Encrucijada Del Escorpión

Palabras:2521    |    Actualizado en: 09/07/2022

nto de Esc

hacia él se acercó una tortuga y le pidió que lo ayudara a pasar, ésta no se negó y lo llevó arriba de su caparazón. En mitad del lago

iremos ambos! —reclamó la tor

ero así es mi

iones hacer daño, no importando

*

za de la verdadera tiranía. No había a dónde ir ni a quién preguntar qué era lo que estaba pasando. Su corta vida como hijo heredero se

r de su esposa, humillado y con la cabeza abajo. Consiguió parte de sus propósitos, pero Samuel, jamás bajaría su frente, no importando lo mucho que el alma le estuviera doliendo. Su habitación ya no sería más el refugio de su soledad, ni la oficina en la q

der, tomó la pluma en sus dedos y firmó lo que la mujer, madre del ahora heredero, había designado para su vida. Que irónicas eran las palabr

sin que nadie lo supiera? Peor aún ¿imaginó alguien que ese heredero sería la pieza que Pete

pojando al joven que fue sacado de un orfanato para que controlara ese mundo. Ahora, regresaría a otro. Peter debió odiarlo mucho como para dejar un

lo. La mujer, la madre del nuevo Raine, le miró y se sonri

su altura, hasta que cumpliera la mayoría de edad y saliera a hacer su mundo, junto a su hermanito. Vio entonces como el

mismo al internado, síganos de inmediato, el tra

stumbre asustó, profetizó. Volvería. Por ahora debía so

bien. Se subió al auto con el uniforme que debía de nuevo portar, y se sintió extraño, él no usaba esas prendas desde hacía mucho tiempo, desde que fingía aprender cosas que él ya sabia con un grupo de niños jugando a diseñar. Se sentía incómodo pero sabía hacia donde se dirigía esa incomodidad, ya no era el dueño de nada ni de nadie, y

ería extrañarlo y cuando no dolía, se empezaba a olvidar y cuando se olvidaba er

*

hambre y sentía miedo que su estómago empezara a replicar por ser atendido. Por

bájate, ya

que me fue asignado, no moveré un pie fuera

dormir, si no le gusta, también podemos sacar a su hermano, que sí está en un bello lugar. O si lo prefiere, también

Era un reformatorio, nada más y nada menos. El soñado internado se reducía a una escuela con barrotes y mala actitud. Todos lo conocí

ni platillos, sin reverencias, lo recibieron como un chico más en el mundo. Entonces lo supo, la madre del otro Raine, quería asegurarse de tenerlo lo más lejos posible de la vida glamuro

titud o harán que la cambie a la fuerza. Aquí todos son iguales a usted, si no hace su trabajo, no come, si lo castigan los maestros duerme a la intemperie ¿entiende usted

ieron por lo bajo, la mayoría no entendió que hacía ese hombre ahí. Fue presentado como uno más que conviviría en esa cárcel y que fingiría en convertirse en un hombre de bien, aunque ya lo fuera. Samuel inspeccionaba los rostros sorp

l final de esta fila y saque su libro de consulta que se encue

entonces pasó junto a la única persona que conocía en ese lugar, el mismo al que había antes tratado

y saber qué rayos hacía ahí el ricachón de Samuel Raine, exponiéndose a la porquería que era ese sitio. A su vez, Samuel, que estaba mucho más atrás, no dejaba de verlo preguntándose que

ía donde quedaba el comedor y cómo era que tenía que pedir la comida aplicó el viejo refrán "a la tierra que fueres…" y así se enteró que debí

ero la verdad que ignoraban, era que fue despojado de todo y solo tenía lo que llevaba encima y lo que cargaba en un maletín tan pequeño, que no cabían todas sus desgracias. Cuando su bande

os llenaba de curiosidad su presencia, por eso cuando iba a dar la primera cucharada al plato, la ba

rle tirado la bandeja al joven Raine. Los otros le temían, ese era un matón de primera y su pandilla dentro del reformator

esto que has tenido que comer tanta basu

co se le lanzó a las piernas y logró tumbarlo pero justo en el momento en el que iba a romperle la cara entró un guardia descomunal y los separó, sacándolos del lugar y enviándolos a cada uno a su ha

bijas a pretender que todo era una pesadilla y que cuando despertara, en el salón principal estuviera serv

lo que al parecer era una fruta. Atinó, era una manzana. La estrechó en su ma

haces aq

tu corporación planeando algún nuevo negocio o algo así? ¿Qué rayos h

y se quitó la camisa buscando bajo una almohada su ropa de dormir. Samuel lo miró muy intrig

ir si su majestad m

n mala suerte como para comp

s aquí, pero ahora probarás los arrabales, señor. Y

joven de cabellos castaños, y a fuerza del dolor, que tenía una manzana en sus

á otro día —dijo Jo

quí... —preguntó

a mayor de edad. Creo que no soportó que a pesar de la pesadilla que vivía con él yo fuera f

diagonal a la de Samuel, cerró l

su sorpresa todos lo saludaron y le desearon una feliz noche. Se sintió entonces mej

*

capí

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