img Noventa y nueve cartas, mil mentiras  /  Capítulo 1 | 5.00%
Instalar App
Historia
Noventa y nueve cartas, mil mentiras

Noventa y nueve cartas, mil mentiras

Autor: Gavin
img img img

Capítulo 1

Palabras:2124    |    Actualizado en: Hoy, a las 11:51

encontré noventa y nueve cartas

a era

rás me robó mi diseño premiado, la mi

exión profunda, de una pasión

de el aeropuerto. Lo vio allí, con Ke

dad. Era una estafa plan

a Kenia a reclamar fraudulentamente la herencia de la pode

anía y se casó en secreto con ella en Francia, todo m

ó, me encerró y casi me ahoga, tod

, que yo era solo una nota

tió un er

la verdadera hered

para reclamar to

ítu

sta de Andr

de amor no estaban escond

n just

ente en el lado de

estra foto

o tercer a

o, de repente se sintió como si hubieran dejado abiert

sellado con cera. Un toque cuidadoso, ca

primer

y más románticas notas que Cooper me escribía, ahora se sentía ajena. Un i

idísima

ni

abía atormentado durante años. Un fantasma en la periferia d

ganador. Mi oportunidad para es

ente Cooper había supe

con prisa. El olor a papel viejo y algo ligeramen

scritas con esmero, se de

, su "visión que transformó su mundo" y un

ajes de texto funcionales que me env

ropa de la

a l

n una pasión con la que yo solo había soñado. Una devoción

futuro. Planes que sonaban inquietantemente parecidos a los

ribió estas fervientes declaraciones con el esposo que me dab

ón se hi

río y hueco en mi pecho. Cada palabra era una pequeña esq

arecía siniestra. Un testimoni

olgado impecable en el clóset, de repente se sintió como una broma cruel. Nuestra cena de aniversario, pl

era un amor tan profundo. Tan grabado en su ser.

mi esposo. Al hombre q

la como su mu

ía una línea. "Cada estructura que construyo, ca

a fue un golpe

las visiones de otros en planos tangibles. Y aquí estaba yo. Interpretando

mentira cruel

erficie de mi desesperación

uró. Una intrusión discorda

a. Mi mej

ena no tenía filtro. Pero era ferozmente leal. No se andar

almente una explosión brillante y enérgica, sonaba tensa. "

idumbre vacilante en su to

uedo hablar ahora", logré deci

urro conspirador. "Está abrazando a Kenia. Como un abrazo de película de Ho

alrededor de la carta. Sentía como si el universo

a demostración pública.

a única palabra fue

absolutamente embelesado, Andrea. Como si hubiera encontrado un tesoro perdido hace mucho tiempo". La voz de

go. Las cartas. El abrazo en el aeropuert

Una urgencia repentina en mi voz.

broma. Soy periodista, ¿recuerdas? Esto es una no

Jimena, fuerte y clara. "¡Cooper Covarrubia

un vuelco. ¡N

e lo que nunca la había escuchado. "Jimena. No sé qué

Andrea, Kenia! ¡Y en su aniversario, nada menos!"

il. "Jimena, por favor. Estás haciendo una escena

stán a punto de besuquearse en la

No querrás que tu... vida privada se convierta en noticia de primera plana, ¿verdad

ahogado de horror. No lo haría. No podría. Ji

verías!", gritó Jimena

na, sin emoción. "Ahora, si nos dis

un resoplido. "Andrea... lo siento mucho. Yo

e. A pesar del temblor en mis manos. "Vete a casa. Te l

la suya! ¡Te está humillando!". Su

a la pila de cartas. "Solo...

ilencio era

za de un tsunami. Ahogándome en

había amado.

tratagema calculada. Se había casado conmigo para silenciarme. Para evit

n en una de las mejores escuelas de diseño de Europa. Un ret

ntasma. Un espejismo. Era una cáscara.

partido, todo fue una actuación. Un gran e

uda y ardiente. Despojándome de cad

ra vida compartida, ahora se sentía como el esc

ino interés en el diseño de interiores, ahora cobraban un sentido nauseabundo. Había reemplazado sistemáticamente todos

a par

Su estilo pref

eza por pieza. Antes de q

to no se trataba solo de un diseño robado o un corazón roto. Se

-una "precaución" médica antes de empezar una familia, había

le estaba construyendo una nueva vid

ono. Era una alerta de mi banco.

nuevo. Rechazada. El pánico me atena

erando de eso, apareció otra

de notici

ncia a la ciudadanía estadounidense para cas

a? ¿Keni

as piezas encajaron con

r fraudulentamente la identidad de la heredera p

ilia O

re ellos en voz baja por su naturaleza solitaria y su inmensa influencia. Eran la misma familia con la que había estado tratando

ui un peón involuntario en

intentando robar mi propia identidad. Mi futuro potenci

a comenzó a formarse. No solo me habían roto

lmente enfocada en los sutiles matices de los planos ar

l. Un pariente lejano de la familia Obregón que manejaba su sucu

nía nada q

olicitaría el divorcio. Y contactaría a

n construido su impe

a cómo se d

do. Una oleada de energía desafi

l final de An

a el pr

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY