img Noventa y nueve cartas, mil mentiras  /  Capítulo 6 | 30.00%
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Historia

Capítulo 6

Palabras:1231    |    Actualizado en: Hoy, a las 11:51

sta de Andr

r. Estaba dirigido a Cooper. Desde una cuenta desechable. Sin direc

splazaron hacia abajo. El contenido dejaba al descubierto una

las muestras. Kenia Patel será reconocida oficialmente como Andrea Obr

muestras. Mi ADN. Mi nombre. Mi familia

cuentas en el extranjero. Fondos desviados. Activos lavados. T

a una mentira. Cada momento íntimo se sentía como una violación ahora. No era s

vida como un crecimiento canceroso. Pero ahora. Ahora un odio frío y ardiente se en

Obregón se finalizará en dos semanas. Tu matrimonio francés proporciona la legitimidad requerida para que la suc

ue yo era su esposa. La boda. Los votos. Los anillos. Todo una farsa. Una farsa cruel y ela

dea de que sabía sobre su matrimonio francés. O las profundidades de su deprav

a Cooper. Una carta de amor. Pero no como las que en

endremos todo. El imperio Covarrubias-Obregón. Todo gracias a tu 'genial' plan. ¿Y A

aba en mi dolor. Mi borrado. Mi rabia, una vez u

on una resolución furiosa. No sería una nota al pie. Ser

era firme. "Licenciada Thorne. Tengo nueva información.

u voz suena tensa", preguntó. S

os. Llevan seis meses casados. Y están tratando de robar mi identidad.

otro lado. "Señora Barrera... esa

más. Necesito que contacte al patriarca de la familia Obregón. Guillermo Obregón. Discretamente. Dígale

oz ahora aguda con urgencia profesional. "Es

ADN a los investigadores privados de la Licenciada Thorne. Un mensajero discreto la llevó a un

ios de comunicación, alimentados por la maquinaria de relacion

ilia Obregón" que parecían sospechosamente nuevas. Flanqueada por "abogados de la fa

El que pensé que había empacado. "Un conmovedor regalo de mi abuelo perdido hace mucho tiempo, Guillermo Ob

obado mi herencia. Mi último vínculo tangible

loso de mi increíble esposa, Kenia. La verdadera heredera

desesperación. Solo una furia ardiente y justa. La promesa de investigación de la Corporaci

adosamente construida. Y no sentí nada. Ni celos. Ni dolor. Solo un desapego frío y calcul

r, todavía inconsciente de la profundidad de mi conocimiento, todavía creía que me controlaba.

o. Mi pequeña maleta de mano estaba junto a la p

Sus ojos, usualmente tan confiados, ahora tenían un destello de inc

había dejado accidentalmente en mi buró. Los papeles del divorcio. La cart

la sorpresa. "¿Andrea?", susurró. Su vo

ndía por sus facciones. Vio los moretones en mi brazo. La marca que se desvanecía en mi sien de la c

temblor que nunca antes había escuchado. No mie

acaba de llamar! ¡Mi adopción está finalizada! ¡Soy oficialmente una Obregón! ¿Puedes creerlo, Cooper? ¡Lo logramos!".

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